El alumnado de las dos clases de 1º de la ESO del colegio Galaxia, en Ribeira, puso en marcha, bajo la dirección de su profesor de Educación Plástica, Fernando Yáñez, un proyecto con el que celebrar el 14 de febrero como Día del Amor y de la Amistad y lo hacen bajo el lema “O importante é querernos”, con la doble lectura de quererse entre todos y a uno mismo. Así, 11 estudiantes visten y ponen su rostro para hacer un recorrido por diferentes y conocidas obras de arte que llevan implícita la temática del amor y la amistad, para abordarla y reivindicarla en sus variantes.
Selena Saíñas Paz viste y da vida con su rostro a la famosa escultura “La Venus de Milo”, de Alejandro de Antioquía, del periodo helenístico el Arte Griego y que, según la teoría popular, perdió los brazos por la lucha que mantuvieron dos pueblos por su posesión, y que es símbolo de un amor que muta con su fuerza hasta el aspecto físico de las personas. Emma Franco Ferreirós representa un amor imposible y platónico a través la escultura “Afrodita de Cnido”, de Praxiteles, del periodo clásico del Arte Griego y que, según un mito, una persona se enamoró de ella debido a su gran parecido real. Y Diana Resúa Sobrido viste y pone su rostro al cuadro “El Nacimiento de Venus” de Botticelli, que es considerado como un icono de la etapa del Renacimiento y es un símbolo del amor y la amistad que nace y se nutre día a día.
Brian Mariño Maceiras y Álex González Ramos se meten en el famoso cuadro “El Beso” de Gustav Klimt, en el que el artista pinta a su propia musa, y que en el proyecto escolar del Galaxia se presenta como símbolo del amor y la amistad entendido desde la diversidad. Valeria López Cameán viste y da vida con su rostro a la pintura de Tiziano “La Venus de Urbino”, en la que el artista reflexiona sobre el amor que se duerme -explicado en la figura del perro-, y que se plantea como el símbolo de un amor y amistad que es infiel. En “Venus del espejo”, donde Velázquez refleja el amor a uno mismo, aparecen Fatimetou el Hassen, Natalia García Santos y Antía Loureiro Tizón presentando un amor y una amistad que necesita de la propia autoestima para seguir creciendo.
Tampoco faltan dos cuadros que representan a “Cupido”, de autoría anónima de los siglos XVI y XVII que representan al Dios romano del amor, que provocó con su arte de lanzar flechas con un arco un loco enamorado, y a los que dan vida y ponen su imagen Samuel González Parada y Bilal Mitre, como símbolo de un amor y amistad como flechazo repentino.