La Asociación de Comerciantes Ambulantes de Galicia urge una reunión con el alcalde, Alberto Varela, para abordar el “decaimento” del mercadillo de Vilagarcía. Achacan esta situación, principalmente, a dos factores: La dispersión de los puestos y el paso de los vehículos entre la zona de venta, algo que “incomoda”, dicen, tanto a vendedores como a clientes.
Estas y otras cuestiones referentes al mercadillo quieren abordarlas con el gobierno local, según explican en un comunicado enviado y en una carta dirigida al regidor socialista. Creen que el encuentro debe celebrarse “con carácter prioritario”. Piden que sea el regidor el que los reciba ya que, dicen, “siempre que nos hemos reunido con otros, lo único que hemos conseguido es perder el tiempo”.
Señalan los vendedores que el mercadillo “está dividido en islas”, es decir, que los puestos no se encuentran “de modo continuado”, sino que están “esparcidos en diferentes zoans, concretamente en ocho”. Aseguran que el de Vilagarcía es “el único mercadillo de España” en el que se da esta situación.
Lamentan, asimismo, que se prefiera “dejar calles abiertas al tráfico que defender los puestos de trabajos de los comerciantes y la economía local, a pesar de que el mercadillo solo se celebra en horario de mañana”. Por otra parte, afirman que el hecho de que la oferta se encuentre “diseminada” hace que “sea muy incómodo tanto para los propios vendedores, que ven como se reducen sus ventas, como para el público asistente, al tener que recorrer mucha distancia para buscar y encontrar lo que desea comprar. Consideran que, para la ciudadanía en general, “el mercadillo no resulta atractivo”.
La asociación incide en que en otros municipios “están pidiendo a voces establecer grandes mercadillos”, al contrario, dicen, de lo que sucede en Vilagarcía. “La Comisión de Ambulantes estará con la mano tendida, pero no permitirá más abusos ni atropellos, ya que con el pan y con los puestos de trabajo no se puede jugar”.
Tal y como adelantó este medio, la caída de puestos en el mercadillo de Vilagarcía es la tendencia durante los últimos años, al contrario de lo que sucede en otros puntos de la comarca, como Cambados. Así, y aunque Ravella trabaja en un censo de licencias, en la actualidad hay 219, frente a las 240 que había hace solo tres años. De estos vendedores con permiso, los que suelen acudir a sus puestos rondan el sesenta por ciento, según los datos ofrecidos por la administración municipal, que señala que la participación es mayor los sábados que los martes.
Así se puede ver en las calles de Vilagarcía, con mucha más actividad en el fin de semana que en la jornada laborable. Mientras tanto, en Cambados suben a dos centenares las licencias, con una lista de espera de cuarenta.
El mercadillo vilagarciano sufrió una remodelación importante tras las obras de humanización de Arzobispo Lago y la calle Alexandre Bóveda. En esta última –que se cerraba al tránsito de vehículos de motor todos los martes y los sábados– conviven desde hace ya unos años coches, compradores y vendedores. Una medida que obligó a trasladar algunos puestos a la zona de Vista Alegre y también a Arzobispo Lago y que no sentó muy bien ni entre los propios ambulantes. De hecho, desde la asociación autonómica achacan esta situación, precisamente, al paso del tráfico rodado entre los puestos. La situación del mercadillo también saltó al plano político, con las críticas del Partido Popular de Vilagarcía a la actuación del gobierno local con respecto a este asunto.
El grupo municipal del Bloque Nacionalista Galego también reaccionó ante esta situación, reclamando una reestructuración integral del mercadillo, así como la convocatoria de una mesa local para abordar este problema. Para la formación que lidera Xabier Rodríguez, una de las medidas que debe adoptarse es la reubicación de los puestos de Alexandre Bóveda, los que están pegados a la Plaza.