Isabel Fernández y Rosana Castelo, trabajadora social y farmacéutica del centro de salud de Ribeira, pusieron en marcha en marzo de 2023 la actividad grupal “Decidín deixar de fumar”, por la que ya pasaron unas 150 personas repartidas en 12 grupos, de seis sesiones cada uno, a razón de una por semana, en la sala de formación del ambulatorio de la ciudad. A todos se les hace un seguimiento al mes, al trimestre, al semestre y al año, que es cuando se les considera exfumadores, si no tuvieron recaídas. Los primeros cinco grupos contaron con 10 participantes cada uno y la cifra en los siete últimos osciló entre 14 y 16.
El 90% superan el primer mes, aunque tienen recaídas y a los seis meses lo superaron el 55% el periodo de total abandono del tabaco, y al final lo lograron la mitad de los que empezaron. Las promotoras de esta iniciativa, que destacaron que se trabaja mucho en la recaídas y cambios de hábitos y en cuestiones como las dependencias física, psíquica y social, calculan que a la conclusión de los doce grupos que hasta ahora se pusieron en marcha, alguno de los cuales ya ha concluido su fase de desarrollo, serán unas 75 personas las que consigan dejar de fumar. Señalaron qeu algunos de los integrantes de esos grupos llevan entre 30 y 60 años fumando y que para un porcentaje muy alto de los participantes es la primera vez que intentan dejar el tabaco.
Ayer, con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, se desarrolló un acto público en una sala del ISM en el que los protagonistas fueron los participantes en este programa de deshabituación tabáquica, y otros que no acuden, pero que contaron sus experiencias. Uno de ellos, que lleva dos meses sin fumar, destacó los beneficios que logró, al tener mejor gusto, olfato y capacidad física. Otro, que trabajó en el mar desde los 14 años indicó que “nunca collín ese vicio” pese a tener el tabaco al alcance de la mano y recomienda a los jóvenes que no lo prueben y que hay muchas razones para no caer en la tentación, “e que non crean que lles fai ser máis homes”.
Otro marinero jubilado, que reconoció que empezó a fumar mucho a los 14 años en un barco de altura, y que no lo dejó hasta que hace 18 años tuvo un nieto. Un señor que ya superó el año sin fumar, dijo que se acuerda todos los días del tabaco y sueña con él, pero que no tiene la tentación de caer, mientras que otro participante dijo que se encuentra feliz y contento y, sin ánimo de ser presuntuoso, “hasta un poco más guapo”.
También asistió una mujer que dijo que está intentando dejar de fumar por tercera vez y lo lleva "estupendamente" y que no lo echa de menos y tolera a la gente que fuma a su alrededor. "Soy un poco rara porque no he ido a los grupos de deshabituación, no he tirado el tabaco, ya que de hacerlo me creaba ansiedad, y lo sigo teniendo en casa, lo veo, lo saludo y no lo cojo, pero si que lo sacado del bolso". Señala que lo ha hecho "a mi manera", haciéndole caso en algunas cosas a los consejos que le dan las especialistas y en otra no: "Cada uno tenemos que buscar nuestra forma de poder dejarlo y porque queremos nosotros".