Fuentes consultadas por este diario señalan que, de las informaciones recabadas por las autoridades policiales, se desprende que los ocupantes de la casa señalada por los vecinos de Corvillón arrendan habitaciones temporalmente. Los residentes en la zona denuncian altercados frecuentes de esos inquilinos y en el caso del episodio de ayer destacan la “pérdida de control” del hombre que los protagonizó.
“Non sei se estaba baixo os efectos de algo, pero estaba bastante fastidiado. Non era el, era un ser humano, pero non era el”, relata un cambadés que fue a llevar a sus nietos y acabó participando en su inmovilización sin desearlo. “Nunca pasara nada así, pero ao achegarse ao colexio, cambia o asunto, hai que buscar unha solución porque é perigoso para os rapaces, vai haber unha desgraza”, añadía este vecino, quien prefiere mantenerse en el anonimato y que fue una de las personas que ayudó al jefe de la Policía Local, Jesús Chan, a sujetarle las piernas.
Todos subrayaron la extraordinaria fuerza del detenido, incluso este oficial con veinte años de experiencia a sus espaldas y que destacó el apoyo del director del colegio, Sergio Abal. “Estaba totalmente fuera de sí, dándome golpes en la cabeza, pateando... Me llegué a quedar sin aire intentando realizar la maniobra de inmovilización sin lesionarlo a él, a mí... Hay que darle las gracias al director”, relata sobre cómo consiguió ponerle las esposas.
Por su parte, el docente, señala que no pensó mucho su papel en este desagradable episodio que le tocó vivir: “Foi algo instintivo” cuando vio la situación con el otro agente, roto de dolor en el suelo.