El CEIP de Corvillón inauguró ayer su comedor escolar; un nuevo servicio para familias necesitadas de conciliación y que además busca frenar la caída de matriculación que viene registrando en los últimos años y que empieza a inquietar a la comunidad escolar. De hecho, por el momento, hay muy pocas solicitudes para el primer curso de Infantil y el plazo se cierra el próximo lunes.
El comedor cuenta con una treintena de niños inscritos de los cuales, unos 20 son fijos los días cinco días de la semana y pagan una cuota mensual de 80 euros. Pero se pueden escoger días sueltos, avisando con uno de antelación, y las instalaciones están preparadas para 50 plazas. Está gestionado por la ANPA, que ha contratado al catering Arelas y ayer inauguró el servicio con un menú de “tortetillini” y crema de verduras; muy sanas pero que, como es habitual, no suele ser el plato preferido de los niños y así lo demostró alguno. Su presidenta, María Barbeito, destacó el esfuerzo y trabajo realizado por la anterior directiva para que el servicio ya sea una realidad, pero sobre todo de la actual dirección y profesorado, que se encargó de lo más complejo, en cuanto a toda la gestión burocrática y administrativa.
Estas cuestiones retrasaron su apertura porque justamente ha sido el primer comedor en realizarse con el nuevo protocolo de la Xunta y los periodos de adaptación suelen tener estas cosas. Así lo ven desde la ANPA, que está “moi satisfeita” con el trabajo que viene realizando este equipo porque siente que está revitalizando el colegio.
Para llevar el comedor, la asociación pone un monitor y el Concello otro, además de haber realizado otras aportaciones como una mesado de inox, como exige la normativa sanitaria, armarios, un termo, un lavavajillas, mosquiteras para las ventanas y algunos retoques en el azulejado de las paredes del aula, que fue laboratorio de química y clase de infantil. De hecho, el alcalde, Samuel Lago, y el concejal Xurxo Charlín le hicieron ayer una visita. Por su parte, la Consellería de Educación aportó las mesas y sillas.
Aulas libres hay porque el colegio sufre desde hace años una caída de matriculación que empieza a inquietar a la comunidad –cada vez entran menos niños en los ciclos de Infantil–. Lo reconoce su propio director, Sergio Abal, que lleva poco tiempo en el cargo, y a la vista también de las pocas solicitudes recibidas para la prematrícula en 3 años y teniendo en cuenta que el plazo termina el lunes. No obstante, recuerda también que la bajada de la natalidad es un mal que afecta a todos los colegios y quiere ser optimista porque siempre hay quien deja estas cuestiones para última hora.
Esta situación es la que ha motivado que en los últimos tiempos se busque dotar al colegio de más servicios. Ya cuenta con Plan Madruga y ahora el comedor, porque “está claro que hay xente que depende deste tipo de servizos para conciliar e algunhas familias pódelles resultar de interese”, explica Abal. No es el primer colegio que pelea por un servicio de comidas por este mismo motivo. Le pasó hace unos años a Vilariño, donde detectaban una fuga de familias de la parroquia hacia centros que lo tuvieran. Y es que un colegio cerca de casa es un lujo y el propio director reconoce que buscan que “o colexio dea servizo a contorna, xa non só por comodidade se non tamén porque é o lugar onde conviven os rapaces, e nós encantados de que veñan máis, aínda que cada un é libre de elexir o centro que máis lle conveña”, destacó.
Ahora mismo, un número menor de alumnos por aula puede resultar hasta en una ventaja de clases menos saturadas, sin embargo, debe haber un equilibrio y Corvillón quiere revertir la tendencia de los últimos años y mantener su colegio por muchos más.