La sociedad Sogama ha empezado a construir la planta de biorresudios del polígono de Baión que dará servicio a 26 concellos de la provincia de Pontevedra, incluyendo a los de O Salnés y el Ulla-Umia. La previsión es que entre en funcionamiento en el tercer trimestre de 2023 y los ayuntamientos deberán abonar 48,30 euros por tonelada para que sus residuos orgánicos se conviertan en compost del cual, una parte se venderá y otra se pondrá a su disposición para zonas verdes y jardines. Y es que, en definitiva, será como un compostero gigante.
Los residuos procederán del contenedor marrón que los ayuntamientos deben implantar obligatoriamente antes de finales de 2023, por orden de una directiva europea, aunque la legislación estatal adelanta la exigencia. Esto fue criticado ayer por el alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, que acompañó al presidente de Sogama, Javier Domínguez, en una visita a las obras. “Ellos hacen planes, le dan a la lengua en los despachos, y luego la Xunta es la que tiene que hacer. Que se ha preparado antes de que entre en vigor la norma europea”, expuso el regidor.
En el caso de su municipio, ya instalaron algunos de los marrones, pero lo están gestionando como el verde, es decir, los están enviando a la planta incineradora de Sogama; un proceso que tiene un coste para este, y todos los concellos, de 66 euros por tonelada. Y porque, según Durán, aún no tienen dónde enviarlos para convertirlos en fertilizante, aunque hay otros ayuntamientos, como Cambados, que han buscado plantas donde ya se hacen estos procesos.
En todo caso, cuando la de Sogama entre en funcionamiento, tanto estos dos ayuntamientos arousanos y otros de la provincia, hasta 26, tendrán un lugar para procesar los residuos orgánicos, lo que supondrá una gestión más eficiente y respetuosa con el medio ambiente dando una nueva vida a la basura sin procesos contaminantes; el propósito de las administraciones ante la urgencia climática.
Domínguez espera que, “si todo va según lo previsto”, la planta esté funcionando en el tercer trimestre de 2023. Explicó que dará empleo directo a entre seis y ocho personas, pero augura un indirecto mayor, solo ya en transportistas para llevar los residuos a Baión. También detalló que producirá unas 6.000 toneladas anuales de fertilizante porque tendrá capacidad para tratar 15.000 toneladas de residuos y unas 7.000 de estructurante.
Para conseguir este material necesario en el proceso, se “alcanzarán acuerdos con las comunidades de montes de la zona”, expuso. Y como destacaron tanto él como Durán, esto “ayudará a evitar incendios, pues contribuirá a la limpieza de montes y a evitar que los restos, que son un combustible cuando se seca, queden allí”.
El presidente también hizo una recomendación: usar contenedores con llave, vista la experiencia en la planta que ya funciona en Cerceda. Explicó que la basura de los ayuntamientos que usan depósito con cierre solo presenta entre un 4 y un 5 % de residuos impropios, mientras que localidades que no usan este sistema “no han sido capaces de traer ni un kilo de materia orgánica”. Esto es fundamental, no usar el marrón como si fuera el verde de toda la vida, pues cualquier cosa que no sea orgánica impide el proceso de conversión en fertilizante.