La Guardia Civil detuvo ayer al piloto de la embarcación que el pasado viernes golpeó mortalmente al oftalmólogo coruñés Juan Tábara, de 59 años, cuando se encontraba nadando en la playa de Silgar, en Sanxenxo. El conductor de la lancha de competición, D.F.R., un vecino de Sanxenxo, y de 36 años edad, está acusado de un presunto delito de homicidio por imprudencia y tras ser detenido se negó a prestar declaración, por lo que una vez hechas las diligencias oportunas, quedó en libertad en sede policial pendiente de que lo llamen del juzgado de Cambados que instruye el caso, para pasar a disposición judicial, que podría ser hoy o mañana.
Según avanzó el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, las primeras investigaciones de la Guardia Civil apuntan a que el impacto se produjo exactamente a 188 metros de la costa, por lo que estaría dentro del perímetro de 200 metros que se establecen como zonas de baño en los arenales. Este dato determina que la embarcación no podría superar los 3 nudos de velocidad en esta zona, sin embargo, apuntó Miñones, las declaraciones de testigos del accidente indican que la lancha navegaba a gran velocidad.
Asimismo, el delegado señaló que el Instituto Armado continúa complementando los primeros atestados del suceso, y tras haber desvelado el punto exacto de la colisión, ahora se está trabajando en conocer la velocidad a la que navegaba la embarcación en el recorrido que hizo en la tarde del viernes.
María Tábara, una de las hermanas de la víctima, ha apuntado que la muerte de su hermano ha sido una “tragedia evitable”, por lo que los familiares no aceptan “que se hable de que ha sido un accidente, porque no lo ha sido”. “Es responsabilidad de quien conduce el barco y de los que permiten que vayan a esas velocidades por zonas en las que se baña la gente”, ha señalado a agencias, alertando de que este tipo de conductas son “habituales” en Sanxenxo.
“Nadie nos devolverá a Juan pero el mejor homenaje que le podemos hacer es que no se vuelva a repetir algo así”, ha afirmado la hermana del fallecido, que confía en que su muerte sirva, al menos, para que mejoren las condiciones de seguridad en las playas y zonas de baño. Por ello, los familiares del oftalmólogo coruñés exigen que “se depuren responsabilidades” y que se adopten en las playas “medidas físicas” que eviten que “locuras como esta terminen en tragedia” y que los usuarios “puedan darse un chapuzón sin miedo”.
Si bien, reconoce que “a seguridade total non existe”, señala que están estudiando medidas de cara el futuro para “evitar situacións como esta desgracia”, aunque éstas no pasarían por un balizamiento durante todo el año, ya que “sería inviable durante o inverno”.