Mil euros por un recuerdo de la boda que hace veinte años puso a la DO Rías Baixas en el mapa

Este año se cumplen 20 desde que un albariño de la DO fue elegido como único blanco de la boda de los hoy Reyes de España, un punto de inflexión en sus esfuerzos de expansión
Mil euros por un recuerdo de la boda que hace veinte años puso a la DO Rías Baixas en el mapa
Uno de los ejemplares puestos a la venta | todocoleccion.net

A finales de los años 90, la Denominación de Origen Rías Baixas había empezado a asomar la cabeza en el panorama vinícola gallego y nacional para convertir al albariño en algo más que una variedad autóctona reconocida y prestigiosa en su área de influencia, y entonces llegó la boda de los que hoy son los reyes de España. La elección de uno de sus vinos como el único blanco en el banquete supuso un punto de inflexión en sus esfuerzos de expansión, generando curiosidad por la pequeña y desconocida denominación gallega, que luego, la calidad y cualidades del albariño, se encargaron de convertir en un querer. 


Precisamente este año se cumplen dos décadas de este hito, después de que el Consello Regulador tuviera la genial de idea de proponer a la Casa Real un regalo muy especial para los contrayentes. Seguramente, el hecho de que el por aquel entonces príncipe de Asturias ostentara el título de Cabaleiro del Capítulo Serenísimo do Albariño –fue nombrado en la fiesta de Cambados de 1998–  ayudó, pero el caso es que resultó y se enviaron 700 botellas bajo un contraetiquetado genérico, constituyendo uno de los secretos mejor guardados en la historia de la DO, incluso para la real institución, que llegó a interesarse por la identidad de la bodega de procedencia. 


Solo unos pocos lo sabían e incluso se generó cierto revuelo por los intentos de algunas firmas de dejar entrever que ellas habían sido las elegidas. Y es que suponía una publicidad gratuita y sin parangón que el órgano regulador quería para todo el sello, sin protagonismos particulares. En aquel momento estaba presidido por Marisol Bueno y se respetó la confidencialidad pactada desde el primer momento, quedándose en la importancia del símbolo, de que la realeza confiara en el buen hacer de esta joven denominación para un evento tan relevante, y lograr un beneficio para todo un sector que, unido, había conseguido elevar una tradición a sello de calidad, estando hoy presente en más de 70 países y facturando al año unos 160 millones de euros. Por ello se creó una etiqueta especial con las iniciales de los contrayentes entrelazadas, sus nombres, el logo de Rías Baixas y poco más. 


Hay quien se quedó con un ejemplar de esta limitada y especial remesa de botellas y la exhibe con orgullo. Sin embargo, también parece haberse convertido en joya de coleccionismo y se pueden encontrar ejemplares a la venta en portales especializados y con precios dispares, siendo el más bajo de 600 euros y el más alto encontrado de mil euros. 


Desde luego supuso un hito, pero no el único. Entre los más recientes están la elección de vinos de Condes de Albarei y Albamar para las fiestas de mayoría de edad de las princesas Leonor de España y la noruega Ingrid Alexandra. 

 

 

Mil euros por un recuerdo de la boda que hace veinte años puso a la DO Rías Baixas en el mapa

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