Vilanova desveló esta tarde una de las incógnitas mejor guardadas cada año, la identidad del muñeco satírico de su carnaval. El desfile del Momo pudo salir por fin tras ser aplazado previamente por mal tiempo. Lo hizo con algo de agua y paraguas, pero revelando finalmente la identidad del pelele carnavalesco: Carles Puigdemont. El personaje ya había sido protagonista del Momo de 2018, entonces con el procés y la declaración unilateral de independencia todavía frescos.
Tras años en el exilio, Puigdemont regresó antes a Vilanova que a Cataluña. Al menos en forma de figura, para la que, finalmente, no hubo amnistía aquí: Condenada a la quema, como el Momo de cada carnaval en Vilanova.
Además, el Puigdemont satírico se acompañó de una ruleta bicolor con instrucciones diversas: Aplauso, salto, pie izquierdo arriba y demás comandos. “Hai que facer o que di a ruleta!”, gritaba Isi junto a David Amor desde la carroza central, los encargados de la animación junto a Xacobe Pérez. Los volubles y cambiantes comandos desde los dominios del expresident en esta carroza se acompañaban además del examen del color de la casilla de la ruleta: Si era roja, los acompañantes tenían que cambiarse la chaqueta a ese color. Si por el contrario caía en azul, había que volver a darle la vuelta a la chaquetas.
La sátira política se entendió sin dificultad y con mucho buen humor. Y compartió protagonismo con una comitiva que emulaba a la Selección Femenina de Fútbol de España, con un Luis Rubiales carnavalesco que dedicó buena parte de la tarde a lanzar besos al aire y repartir abrazos junto a gestos de dudoso decoro con una sonrisa burlona en el rostro.
Durante el desfile no faltaron grupos que dieron protagonismo a otros fenómenos de los últimos meses, como Barbie; clásicos del carnaval y propuestas de lo más disparatadas y originales. Una tarde de fiesta en la que no faltó la música, la animación, 40 comparsas, carrozas, unas 2.000 personas desfilando, mucho ingenio y más ganas de pasárselo bien.