La reconstrucción del puente de Pontearnelas vive hoy una jornada decisiva. En palabras de Sergio Couto, uno de los ingenieros responsables, este miércoles se está llevando a cabo "la más importante de las maniobras" y una de las más complejas y delicadas: El izado de las dos grandes estructuras en forma de celosía que conforman la estructura triangulada que sostendrá el viaducto.
Con tal motivo, la obra fue visitada esta mañana por la conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez, junto al delegado de la Xunta en Pontevedra, Agustín Reguera, así como el regidor de Ribadumia y el teniente de alcalde de Vilanova, David Castro y Javier Tourís. Querían estar presentes durante el desarrollo de los trabajos y, además, la titular del departamento autonómico avanzó los que podrían ser los últimos plazos de obra, estimando que la apertura al tráfico podría ser en el mes de abril.
Por delante, no obstante, quedan trabajos importantes. Los ingenieros y operarios trabajan desde las 9 de esta mañana intentando que hoy queden colocadas las dos grandes estructuras del citado armazón. Cada una mide unos 60 metros de largo y pesa 95 toneladas y para su izado se requiere el cuidadoso manejo de dos grandes grúas capaces de operar con un peso de 250 toneladas.
Los ingenieros explicaron que lo que más preocupa es la resistencia del terreno. Para ello, lo monitorean en tiempo real, pendientes de cada mínima variación. La integridad de la estructura, otra de las claves, preocupa menos, ya que tendría que soportar únicamente su propio peso. No obstante, este terreno, además de ubicarse a orillas del río, debe soportar el peso de la estructura y de las grúas.
La responsabilidad por la corrosión del puente original parece diluirse, al menos por ahora, al haber estado bajo diferentes administraciones y gobiernos
De hecho, la conselleira detalló que, debido a las intensas precipitaciones del invierno, las crecidas del río Umia complicaron algo más las labores en el punto durante estos meses, ya que hubo que estar todavía más pendientes de las operaciones para la cimentación. Durante los trabajos se despliega una barrera anticontaminación en el Umia, para evitar cualquier posible vertido accidental de materiales.
Preguntada Ethel Vázquez sobre las causas que motivaron el colapso del puente original, con apenas 16 años, la conselleira insistió en la corrosión detectada en la base de al menos dos péndolas. Y volvió a referirse a que en la construcción de infraestructuras no solo es determinante "a execución, senón tamén o mantemento".
Si se pedirán o no responsabilidades por esa supuesta falta de mantenimiento es una cuestión que todavía no está clara. La conselleira subrayó que la prioridad de su departamento fue, "desde o primeiro momento", "resolver o problema", con la construcción urgente de otro puente para restablecer cuanto antes el tráfico de esta variante. "Máis adiante, xa se verá".
La construcción del puente fue impulsada en su día por la Diputación gobernada por el PP. Construido en 2007 por tres millones de euros, su mantenimiento estuvo en manos de la Diputación de Rafael Louzán hasta 2015. Luego llegaron los mandatos del bipartito de izquierdas al frente de la institución provincial y los populares reprochan a esa administración falta de colaboración institucional, tanto en la construcción de este nuevo viaducto, que asume la Xunta con 5,3 millones de euros, como por la supuesta falta de mantenimiento. No obstante, la titularidad y la gestión del puente se transfirió en 2019 a la Xunta popular. Así que la cuestión de la responsabilidad parece diluirse, al menos por ahora, ya que su mantenimiento ha estado en manos tanto de la Diputación —en mandatos del PP y del bipartito PSOE-BNG—, como de la Xunta popular.