Sanxenxo se convierte en un ejemplo de solidaridad ante la llegada de migrantes

Sanxenxo se convierte en un ejemplo de solidaridad ante la llegada de migrantes
Algunos de los migrantes llegados de Mali que están alojados en Sanxenxo | C.H.

Sanxenxo es uno de los muchos municipios de Galicia que se ha unido al programa de acogida de la comunidad autónoma y, en su caso, se ha convertido en refugio de un total de 70 migrantes procedentes de Mali

 

La llegada de estas personas al concello ha sido posible gracias a la coordinación del gobierno central, con el Concello de Sanxenxo y, por supuesto, a la colaboración y al trabajo de la ONG Accem, organización que trabaja y defiende la igualdad de derechos, deberes y oportunidades para todas las personas.
 

Desde el momento en el que los migrantes llegaron a Sanxenxo tanto los miembros de Accem como el propio Concello y, por supuesto, los trabajadores del hotel en el que se hospedan -Hotel Baixamar, muy próximo a la playa de Areas- han colaborado de manera conjunta para que la estancia de estas personas sea lo más cómoda y amable posible.
 

“La prioridad en un primer momento fue ofrecerles alojamiento, manutención y, si fuera necesario tratar algún pequeño problema de salud que tuvieran”, cuenta Daniel Bóveda, responsable territorial en Galicia de Accem. Entre las complicaciones de salud que presentaban los migrantes, indica Bóveda, nada preocupante: lo más significativo alguna torcedura de tobillo.
 

A partir de ahí, el trabajo ya pasa a ser otro y, en ese, es en el que están sumergidos actualmente todas las entidades. Lo que buscan tanto desde el Concello de Sanxenxo como desde la asociación es que los migrantes puedan integrarse cuanto antes en la comunidad y para ello, una de las premisas es que aprendan, cuanto antes, a comunicarse en castellano. “Lo que estamos haciendo son pruebas de nivel para  preparar las clases de español”, señala Bóveda quién indica que estos cursos son una prioridad y que incluso se han planteado impartirlas también de gallego.

 

El día a día
 

Mientras realizan las pruebas de idioma y esperan a que Concello y ONG puedan organizar otras actividades de ocio y de deporte -la práctica es complicada ya que se trata de un grupo numeroso de setenta personas- el día a día de los migrantes llegados desde Mali es discreto y, tal y como señalan ellos mismos “muy tranquilo”.
 

Tras levantarse y desayunar en el hotel que los acoge se dispersan en grupos: unos deciden quedarse en las instalaciones escuchando música o viendo vídeos en Youtube y otros prefieren disfrutar jugando a las cartas o al parchís. También hay muchos que dedican el tiempo a pasear, visitar la playa y conocer diferentes lugares de lo que, durante dos o tres meses será su lugar de residencia.
 

Este es el caso de Cherifou Toure, Makan Konte y Moussa Sissoko, de 25, 26 y 27 años de edad respectivamente. Estos chicos hablan con Diario de Arousa mientras salen a caminar por la mañana -el tiempo no acompaña por lo que el paseo que normalmente es por la playa hoy se ha tenido que transformar en uno sobre asfalto-. Toure es, de los tres, el que más entiende y sabe español por lo que, naturalmente, se convierte en el portavoz del grupo

 

A la pregunta: ¿qué tal estáis?, los tres responden al unísono “todo bien” y Toure continúa indicando que duermen bien y comen bien, señalando que están “tranquilos”, un adjetivo que en su situación, después de tener que escapar de su país por una guerra que dura ya más de veinte años, es más que reconfortante. En la conversación también indican que les gusta Sanxenxo y pasear por las calles, añadiendo que toda la gente “es buena” y los saludan cuando pasan.
 

Tras ellos llega otro grupo que ha tenido la misma idea que el primero y han decido aprovechar el día para conocer nuevos sitios de la localidad. En este caso son cinco, entre ellos “amigos” indican. 

 

En esta cuadrilla es Alion Liallo, de 34 años, el que más comprende y habla el español por lo que cuenta un poco más de su historia. “La situación es muy difícil en Mali”, indica Liallo y señala que “vinimos aquí por la guerra, allá todo muy mal, necesitamos protección internacional”

 

A la misma pregunta de qué tal están, de nuevo se escuchan las misma palabra “tranquilos” y señalan que “no tienen problemas”. De igual forma recalcan que “dormir bien y comer bien”, lo que puede dar una idea de la situación de la que han escapado y del duro camino hasta poder pronunciar ese adjetivo: tranquilo. 

 

Del viaje cuenta poco, únicamente que el de llegada a Canarias fue “cansado” pero que hasta Sanxenxo “todo fue más fácil”. Los migrantes que se hospedan en esta localidad no llegan directamente desde Canarias, sino que vienen de centros coordinadores de urgencias y emergencias sanitarias, en este caso ubicado en Madrid.
 

Mudibu Fum, de 26 años, también se atreve a hablar algo en castellano y cuenta que en el tiempo libre les gusta “ir a la playa y caminar por Sanxenxo”, además, señala que este municipio es “muy bonito”.

 

Migrantes sanxenxo
Uno de los grupos de chicos procedentes de Mali | C.H.

 

Amabilidad
 

Tanto los migrantes al ser preguntados por los vecinos de Sanxenxo como los habitantes de la localidad o trabajadores al ser interpelados por ellos, responden de manera similar: “son muy amables”. 

 

Así, Mudibu Fum cuenta que, siempre que se encuentran a alguien por la calle “todos nos dicen: hola, buenos días, ¿qué tal?. Y, Diario de Arousa, es testigo de ello: en el paseo, una vecina de Sanxenxo se cruza con ellos y no duda en darles los buenos días, acción a la que ellos responden con una gran sonrisa y otro saludo de vuelta.
 

La amabilidad es lo que también resalta Jorge Luis González, gerente del Hotel Baixamar, en el que se hospedan los setenta migrantes. “Son personas maravillosas, totalmente colaboradoras, amables, respetuosas y muy educados”, señala González. Además, apunta que la parte que le ha tocado a él es muy sencilla y que está saliendo todo perfecto. “A mí me toca limpiarles las instalaciones y darles de comer, es todo muy fácil con ellos”, cuenta el gerente del hotel quien, para recibirlos, ha colocado un gran cartel en la entrada -que todavía se puede ver- en el que se lee: Bienvenidos.
 

El Hotel Baixamar es el mismo en el que se alojaron, el año pasado, en esa ocasión el número era menor y, tal y como señala González, la mayor parte de ellos eran de Senegal, sin embargo, esta vez, todos ellos son procedentes de Mali. “La situación es similar a la del año pasado, todo está bien”, cuenta el gerente del establecimiento hotelero.

 

Un futuro
 

A diferencia de las personas que llegaron en acogida el año anterior a Sanxenxo, los setenta migrantes de Mali cuentan con la protección internacional tramitada por venir de un país en guerra y con autorización para trabajar, hechos que harán más sencilla su integración en la localidad. Desde Accem, su responsable territorial en Galicia, Daniel Bóveda, señala que la situación es diferente y, a priori, más sencilla para ellos.
 

De esta manera, con la colaboración del Concello de Sanxenxo, además de poder ofrecer las clases de español y otras actividades deportivas y lúdicas, también buscarán la forma de encontrarles un empleo. “El objetivo final es que trabajen”, cuenta Bóveda, señalando que el rango de edad más abundante es entre los 18 y los 25 años, habiendo algunos que la superan.
 

Desde Accem quieren destacar la colaboración de la localidad a la hora de acoger a estas personas. “Sanxenxo es un ejemplo de cooperación”, indica el responsable territorial de la ONG en Galicia. Y explica: “es un espejo para otras localidades porque, la verdad, hemos tenido otras experiencias que han sido mucho más complejas”.
 

En este sentido explica que, desde el momento de la llegada de los migrantes, desde el Concello han estado dispuestos a colaborar con ellos. “Nos están ayudando a instaurar las clases de español cediéndonos un local y a organizar diferentes actividades de ocio”, indica Bóveda quien recuerda que, por ejemplo, el año anterior, los migrantes pudieron participar en entrenamientos con el equipo de fútbol de Portonovo o, por ejemplo, en roteiros por la localidad.
 

A la espera de que esas clases y actividades comiencen los migrantes disfrutan de su estancia en Sanxenxo. Pasean por la localidad, conocen rincones del municipio y pasan sus días con los compañeros jugando al parchís o a diferentes juegos de cartas. Durante toda su estancia y acompañados en el hotel, siempre se encuentran miembros de la ONG quienes, a pesar de que señalan que ellos “son totalmente libres para hacer lo que quieran” siempre se encuentran relativamente cerca para ayudarles en lo que precisen. 

Sanxenxo se convierte en un ejemplo de solidaridad ante la llegada de migrantes

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