Como hoy bajamos la persiana hasta levantarla para subir la cuesta de Enero, es natural al amparo de las fechas firmar una columna amable llena de buenos deseos para todos y una reflexión obligada: sentidiño.
Todas las recomendaciones de la autoridad competente, e incluso las que nos dicten muchos incompetentes, pasan a ser responsables individuales: vacunarse, guardar la distancia de seguridad, el uso de la mascarilla, etc., son estos días regalos de fraternidad hacia todos nuestros conciudadanos.
Olvidemos por unas horas los nubarrones que amenazan el futuro más inmediato como la anunciada falta de suministros vitales o la cuesta de Enero que siempre viene acompañada de una mayor dificultad, ya conocida por antiguas experiencias, para llegar a fin de mes…
También es una fecha propicia para pensar –y ayudar– a los que menos tienen y por tanto ser generosos con las instituciones y grupos que están en la primera fila de esa solidaridad que todos aplaudimos para paliar en lo posibles las desigualdades.´
Hay también un asunto que necesita solución urgente estas fechas: las cenas familiares y los cuñados. Aunque se restrinja el número a diez para las cenas familiares, siempre estará un cuñado. Y aquí va mi consejo: pactar antes de los gambones que no se hablará de política ni de fútbol, por mor de la paz familiar, pero eso parece imposible y, por tanto, sugiero un terreno neutral: la política en Estados Unidos y el fútbol que se practica en China. Se debe incluir las opiniones de Marca pero no insistir en la alineación del Depor o, peor aún, entablar comparaciones entre el Madrid y el Barça.
Y nada más que ya está bien. Acabo: bajo la persiana y nos vemos una vez que hallamos recibido a Nelchor, Gaspar y Baltasar...que ojal vengan con más oro que el que se llevó el emérito….
Y llegado a este punto una confesión: voy a poner en práctica todo lo que aquí escribo y les anuncio que bajo la persiana pero volveré para subir juntos la cuesta de Enero. Felices fiestas.