Hasta el balcón llegan, a falta de golondrinas, bandadas de quejas que preocupan al ciudadano de a pie y que vienen a ser como una piedrecilla en el zapato pero que cuestan una pasta.
Quienes se mortifican en el gimnasio y sufren los calores en la sauna como pago por pasarse en la mesa, están cabreados pues cada día hay una de las saunas cerrada y otros la temperatura es parecida a la del comedor de casa. Y es que unos días se cerraba una –la de señoras o la de caballeros– convirtiendo la otra en mixta pero con un aviso: aforo para cuatro personas lo que hace más fácil ganar en el sorteo de los ciegos que en encontrar un sitio para posar tu cuerpo serrano. Las quejas iban hacia los encargados cuando nos enteramos que el problema es otro: el ayuntamiento, concesionario del servicio, no actualiza los precios lo que obliga a la empresa a recortar los gastos.
Esto es lo que se cuenta y el personal necesita una aclaración para saber a quién cargarle la culpa. Cumplo con el encargo y espero una respuesta.
Otra “ristra” de quejas la firman los usuarios de los autobuses urbanos que aseguran, en un letrero visible, que su capacidad es para sesenta y nueve pasajeros entre los que van sentados y los que se aguantan de pie. Los “clientes” aseguran que las cifras son exageradas y, además, van contra las normas que obligan a la distancia que nos obliga el maldito virus. Y ya puestos los coruñeses se preguntan por qué en unas paradas hay un aparato que te anuncian la llegada del bus y en otras no y otros usuarios se quejan de que hay líneas que su recorrido alcanza –de la primera a la última parada– los treinta y cinco minutos de espera, más que lo que nos lleva ir en tren desde A Coruña a Santiago.
De los autobuses entre A Coruña y Ferrol ya se manifestaron los usuarios en la calle pidiendo a la Xunta, que es la que tiene las competencias. Y es que no se pensó, al establecer esos ritmos en el horario en los trabajadores, los estudiantes y los que tienen que venir a los centros sanitarios. Los ciudadanos piden que se repongan líneas y horarios que venían funcionando.
Y, ya que estamos, unamos la queja de los usuarios que se encuentran un día y otro también con las oficinas que despachan los billetes.