La Iglesia española propone que la mujer asuma puestos a nivel pastoral y ministerial

La Iglesia española propone que la mujer asuma puestos a nivel pastoral y ministerial
La institución se plantea reflexionar sobre la autoridad para evitar el abuso de poder | Aec

La Iglesia española propuso revisar el procedimiento de elección de obispos (con participación de todo el Pueblo de Dios) así como que las mujeres asuman más puestos de responsabilidad a nivel pastoral y ministerial.


Así se recoge en el documento de trabajo ‘Hacia octubre 2024’ publicado ayer por la Conferencia Episcopal Española (CEE), con motivo de la celebración Asamblea Sinodal con la que culmina la última parte del proceso en el que se trabajó estos años de cara a la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, convocada por el papa y cuya fase final tendrá lugar en octubre de 2024.


Según explicó la CEE, este texto recoge las aportaciones recibidas de 54 diócesis y 20 realidades eclesiales muy diversas (en tamaño y naturaleza). Además, señaló que a la secretaría del Sínodo de la CEE llegaron 21 “buenas prácticas” o experiencias de sinodalidad.

 

Participación


En este sentido, reconoce que la participación en esta fase del proceso descendió en número de grupos y de participantes y que deberían valorar cuáles son los motivos: si influyen los plazos de tiempo tan cortos para recibir aportaciones, si hay dificultades de armonizarlo con otras programaciones ya en marcha o si las preguntas estaban claramente formuladas.


Tras la primera fase universal del Sínodo convocado en 2019 por el Papa Francisco, la Santa Sede invitó a todas las diócesis a profundizar en algunos aspectos del Informe de Síntesis a partir de una pregunta orientadora: “¿CÓMO ser una Iglesia sinodal en misión?”. “Las aportaciones muestran la enorme pluralidad de nuestra Iglesia y, por eso, resulta muy difícil recoger todos los ricos matices en un breve documento resumen”, señaló también el documento de trabajo.


En todo caso, señaló que es una valoración generalizada la contribución que la mujer da en la transmisión de la fe, en la vida de las comunidades y, al mismo tiempo, la demanda de que sea más escuchada, de que pueda aportar mucho más teniendo en cuenta una realidad femenina muy plural.


“Se considera prioritario su presencia activa en todos los ámbitos de la vida de la Iglesia, en los órganos de participación, formación y decisión, así como asumiendo tareas de responsabilidad a nivel pastoral y ministerial: abrumadora mayoría de presencia de la mujer en la vida de la Iglesia, que no se traduce en visibilidad”, añadió. Además, plantea revisar el tema del diaconado permanente, como servicio a los más pobres y ,aquí, se propone reflexionar sobre el posible acceso de la mujer al diaconado.


En cuanto a las iniciativas de participación, además de la revisión de la elección de los obispos, también plantea mayor presencia y participación de los laicos y en especial de las mujeres en la vida de vida de la Iglesia y en sus decisiones.

 

Abusos y diversidad


En otro punto, el documento recoge la necesidad de revisar el ejercicio de la autoridad, desde el servicio, la corresponsabilidad, la humildad, la sencillez, la cercanía, la caridad, más centrado en los pobres y en la comunidad. “Hacer una reflexión sobre su significado dentro del contexto sinodal y cómo debe entenderse hoy el binomio autoridad/obediencia para no llegar a extremos que provoquen situaciones de abuso de poder o conciencia”, añadió.


Igualmente, plantea que el pueblo de Dios sea consultado para el nombramiento de determinadas responsabilidades servicios diocesanos y para los cambios de sus pastores.


Por otro lado, piden crecer en apertura y acogida a distintas realidades: jóvenes; sacerdotes secularizados; personas pobres y vulnerables; matrimonios y familias, en cualquier situación que se encuentren; de distintas orientaciones sexuales; inmigrantes y refugiados; personas alejadas de la Iglesia, personas mayores; personas con discapacidad. A su vez, recalca que la Iglesia debe denunciar las causas de la pobreza, ser “valiente” para levantar la voz ante situaciones de injusticia donde no se respete la dignidad de la persona.


Entre otros aspectos, el documento recoge también la necesidad de incrementar la comunicación interna y externa así como de llevar la evangelización al mundo digital. 

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