Por primera vez en más de tres meses, ayer no se celebró la reunión diaria de técnicos y científicos para el seguimiento del volcán de La Palma, que estuvo en erupción entre el 19 de septiembre y el 13 de diciembre.
Los integrantes del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca) se dieron el primer día de descanso en sus encuentros desde que el 13 de septiembre se convocase la primera reunión por el aumento de la frecuencia e intensidad de los terremotos en Cumbre Vieja, un enjambre sísmico que anticipaba la erupción que llegó el día 19.
En Navidad se dio oficialmente por finalizada la erupción con fecha 13 de diciembre, el día que cesaron las emisiones y el tremor, una vez transcurrido el plazo prudencial de diez días con el volcán en calma.
La próxima reunión del Pevolca se celebrará hoy aunque continúa el semáforo rojo, la situación de emergencia por erupción volcánica.
“Hoy (por ayer) es el primer día desde el 12 de septiembre que no tenemos reunión científica el personal de vigilancia volcánica del IGN. Es una sensación extraña. A partir de ayer la tenemos cada dos días”, publicó el vulcanólogo Rubén López en su cuenta de Twitter.
La reunión diaria del Pevolca fue siempre seguida de las comparecencias antes los medios de comunicación de los portavoces técnicos y científicos, de manera que los periodistas asiduos comparten esa sensación extraña que describe Rubén López.
Los especialistas siguen trabajando en la monitorización mientras las lavas se enfrían y sigue la desgasificación
Los científicos siguen trabajando en la monitorización del volcán mientras las lavas se enfrían y continúa la desgasificación de la zona afectada.
También mantienen activas sus cuentas en las redes sociales para seguir compartiendo fotografías e impresiones sobre esta erupción, que ha durado 85 días y 8 horas (desde el 19 de septiembre a las 14:11 horas UTC hasta el 13 de diciembre de 2021 a las 22:21 horas) y cuyas coladas ocupan un área de 1.219 hectáreas, con el añadido de dos deltas lávicos que suman 48 hectáreas ganadas
al mar.
Con el volcán apagado y con 7.000 personas aún evacuadas, hoy empezará a estudiarse el plan de realojo en las áreas desalojadas. El realojo será “seguro, ordenado, gradual y paulatino”, según ha anunciado el consejero del Gobierno de Canarias Julio Pérez, director del Pevolca.
Sin embargo, hay al menos 1.576 edificaciones destruidas, según el recuento del Catastro, que ascienden a 2.988 según las estimaciones del sistema de satélites europeo Copernicus.
Los científicos se mantienen alerta puesto que determinados parámetros observables de la erupción volcánica, como la deformación del terreno o la sismicidad, pueden permanecer varios meses presentes una vez que se dio por concluido este proceso.
Las últimas mediciones indican que el cono volcánico, que tiene seis cráteres, está a 1.121 metros por encima del nivel del mar y se eleva casi 200 metros por encima de la altura anterior del terreno.
El cráter mayor tiene 172 metros de diámetro y el más pequeño 106 metros, y se calcula que el volumen del edificio volcánico es de 34 millones de metros cúbicos. Doscientos millones de metros cúbicos alcanza el material que expulsó el volcán, el más largo y destructivo en La Palma en su periodo histórico.
Las coladas de lava salidas del volcán, que arrasaron barrios enteros como Todoque, tienen un espesor medio de doce metros, aunque en algunos puntos alcanzan los setenta de altura.