El Concello de Valga, con el apoyo económico del geodestino Mar de Santiago (del que forman parte los ayuntamientos de Vilanova, Catoira, Valga y Pontecesures), viene de ejecutar una nueva obra de conservación de su patrimonio cultural que, en este caso, afectó al crucero de la playa fluvial de Vilarello. Esta pieza, que se erige a orillas del río Ulla, es uno de los 17 hitos que forman parte del Vía Cruces marítimo fluvial de la Ruta Xacobea del Mar de Arousa y Ulla, que rememora el recorrido que realizó, en el siglo I, la embarcación que trasladó los restos del apóstol Santiago a Galicia (remontando el río hasta Iria Flavia) desde Palestina.

Este cruceiro de granito está formado por un dado de forma cúbica, fuste de 186 centímetros de altura, capitel y una cruz con la imagen de un Cristo en su orientación norte y de un peregrino en actitud orante de cara al sur.

Fuentes municipales señalan que la situación era preocupante, ya que la columna presentaba una fisura que lo hizo perder estabilidad. De hecho, se movía ligeramente con la fuerza del viento, con consiguiente riesgo de caída. Además, la pieza también presentaba otras alteraciones superficiales como colonización biológica de líquenes y musgos, especialmente en la zona superior de la cruz y las figuras y en el cubo.

Los trabajos de restauración fueron realizados por el cantero David Soengas, la restauradora Ana Sánchez y el auxiliar Luis Enrique Rodríguez. Retiraron la cruz para trabajar sobre ella y el capitel en el que se apoya e intervinieron directamente en la zona de la fisura, realizando rellenos con resina epoxi para consolidar y unir los espacios vacíos. Para reforzar la unión también se introdujo una varilla corrugada. Para finalizar, se reintegraron las juntas de la fisura con mortero de cal de color similar al de la piedra original.

Otra de las actuaciones que se llevaron a cabo fue la restauración de la cabeza de la columna, tras detectarse una antigua rotura del capitel en dos fragmentos. Se empleó también resina epoxi y se colocaron un alambre de latón, varias grapas y una pieza en forma de “U” como refuerzo.

Una vez reubicada la cruz en su emplazamiento, se llevó a cabo la última intervención, que tal y como detalló el Concello consistió en la eliminación de las biocolonizaciones. La limpieza de toda la superficie se realizó con cepillos y brochas suaves para retirar los depósitos de tierra y biológicos indeseados y, posteriormente, se aplicó un tratamiento biocida para eliminar esporas que favorezcan posteriores colonizaciones.