Las almejas de Carril no solo son un tesoro gastronómico, sino que en el interior pueden albergar (a veces) tesoro de mayor valor. Al menos eso debió pensar la mujer de un parquista que, durante la cena de fin de año y degustando este rico molusco, se encontró en el interior una bonita perla. El hallazgo podría confundirse perfectamente con una pequeña piedra, pero lo cierto es que - tal y como publicaron los Parquistas de Carril en su Facebook- la realidad era algo mucho más valioso y curioso. Está claro que no solo las ostras guardan este tipo de tesoros.