Flores para José Recuna, el alcalde con el que echó a rodar Vilagarcía

Flores para José Recuna, el alcalde con el que echó a rodar Vilagarcía
Un momento del acto

Tenía José Recuna mucha práctica con la bicicleta. Así lo recordaron sus compañeros socialista en un sentido homenaje que tuvo lugar en la Casa Consistorial, a la que acudió la Corporación, pero no solo la actual, sino parte de la que estuvo acompañando a aquel primer regidor que pasó por las urnas en la Vilagarcía del epílogo de los setenta.

 

Allí, en la Praza de Ravella, se encontraban Tuco Renda y Xosé Figueira, del Partido Socialista y Cora, del Partido Comunista. Ambas formaciones gobernaban en coalición, tras sacar siete y cuatro concejales, respectivamente. "Eu tiña 25 anos e Recuna 52. Eu viña do mundo sindical, dos piquetes nas fábricas. Era un cabalo desbocado. Con Recuna aprendín que ás veces se consigue máis sen gritar", explica el exedil del PC.

 

Y eso que eran tiempos complicados, en los que los viajes a Madrid, que el alcalde se tenía que pegar para resolver cuestiones relacionadas con las obras, duraban mucho más que las tres horas y un café de las que ahora presume Vilagarcía en Fitur. Tampoco el Presupuesto de 33 millones de euros actual. Con mucho menos se tenían que arreglar. Noventa millones de las antiguas pesetas para una localidad que carecía de saneamiento.

 

"Lo pusimos hasta en Aralde", relata Figueira, que no pudo disimular su emoción por la pérdida de un compañero con el que emprendió una etapa muy ilusionante, pero también difícil. Como cambiaba entonces Vilagarcía, llegada de un franquismo que imprimía el miedo y en el que la superstición se colaba como resorte, lo explica la anécdota de la mujer, vestida de negro, que pidió hablar con Recuna porque una voz le perseguía. "De aquella a la gente le hacía mucha ilusión hablar con el alcalde", explica Figueira. Finalmente, pudo descubrirse que el ruido que atormentaba a aquella vecina no era otro que el del telefonillo.

 

Más allá de estos relatos, lo que preocupaba a aquella Corporación era dotar a Vilagarcía de servicios básicos. Las fecales y pluviales fueron el primer reto, pero después llegó la depuradora. Y también hubo tiempo para el deporte. "Hicimos campos de fútbol en todas las parroquias", relata Figueira. También el pabellón de Fontecarmoa o la Casa de Cultura, para la que hubo que comprar una vivienda, fueron actuaciones de la coalición socialista y comunista.

 

Ediles que no se llevaban a sus casas ni la asignaciones por asistencia a Pleno. "Quedaban para o grupo pero eu nin o sabía", recuerda Renda. Muchas de aquellas actuaciones que se hicieron, como en O Eirado de Vilaxoán, tuvieron que ser con contribuciones especiales, es decir, con aportaciones de los vecinos. "Algúns querían e outros non", recuerdan. 

 

Una precariedad con la satisfacción de echar a andar la Vilagarcía democrática. O a rodar, que era lo que le gustaba a Xosé Recuna, al que tanto Julio Torrado, secretario xeral de los socialistas, como el actual alcalde, Alberto Varela, recordaron montado en su bicicleta, que en los últimos años ya era eléctrica. "Recuna deixou de ser alcalde en 1983, eu nacín no 82. Non o coñecín como rexedor, senón como militante. Foi socialista ata o final. Nunca dixo unha mala palabra", recordó Torrado sobre un hombre que, dijo, siempre daba consejos cuando se los pedía, pero que sobre todo, si algo no le gustaba, lo decía en privado. "Participaba, compartía. non se sentía especial", aseguraba el portavoz socialista.

 

 

 

Flores rojas

En este mensaje incidió Varela. Ambos se mostraron muy compungidos por unas jornadas trágicas para los socialistas, que pocos minutos antes conocieran la muerte de la alcaldesa de Lugo, Paula Alvarellas. "É unha sorte compartir momentos e coñecer persoas da humanidade de Recuna", dijo Varela, que definió la política como "unha das cousas máis maravillosas, aínda que especialmente difícil cando Recuna foi alcalde".

 

Torrado también quiso hacer hincapié en este mensaje en un momento en el que, dijo, "parece que está de moda dicir que a Transición foi un pato pechado. Daquela entendeuse como obxectivo común e a idea política de Xosé era a de tener a man".

 

Como un hombre siempre dispuesto a trabajar por Vilagarcía lo recordaron sus compañeros de partido. En Ravella estaban también los exalcaldes Javier Gago y Dolores García, así como concejales socialistas de varias corporaciones y varios representantes del Partido Popular, con Ana Granja a la cabeza, a los que Varela dio las gracias.

 

Alcaldesa
La exalcaldesa, Dolores García, deposita rosas rojas en la puerta de la Casa Consistorial I GONZALO SALGADO

 

"Teño a pesadume no corpo", decía conmocionado el alcalde. Compartían aquel sentimiento los presentes, que depositaron flores rojas en recuerdo a Recuna, en la puerta de aquel Concello que abrió las puertas a los ciudadanos y a la libertad. Porque, concluyó Torrado, se trata de celebrar "a satisfacción de ter coñecido". En este caso a José Recuna que, de existir camino tras la muerte, "estará a facelo en bicicleta".

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