Menos conocida que su hermana de Castroagudín, la fuente de Cea esconde sin embargo numerosos secretos y llama la atención por unas características figuras de soldados y por el detalle con la que fueron construidas. No son muchos los datos que trascienden sobre esta peculiar estructura, situada entre la iglesia y el cementerio, aunque un trabajo realizado en los años noventa arroja luz sobre ella.
Fue elaborado por el vecino de la parroquia Gonzalo Rodríguez para el Instituto Teológico Compostelano. La fuente barroca fue construida en el año 1749, según consta en el Libro II de la Cofradía del Rosario. Dicho documento detalla, además, que el coste de la fabricación fue de setenta y cuatro reales y medio.
“Es un conjunto barroco, lleno de gracia y hermosura, todo él realizado en piedra”, relata Rodríguez en su ensayo. Las figuras que en la actualidad son, probablemente, su elemento más emblemático, se construyeron más tarde, en 1764.
La fuente, explica el autor del ensayo, consta de tres cuerpos: En el primero se puede ver una gran pila ornamentada, con dos caños que salen, uno por la boca de una cabeza de hombre y otro por le ano de una figura humana, encogida y situada de espalda. En el segundo cuerpo, aparecen dos soldados, que el autor del ensayo identifica como granaderos por sus uniformes, en los que no falta detalle. Están, relata Rodríguez, “lujosamente vestidos y con arcabuces”, una antigua arma, a la que sustituyó el mosquete.
Los granaderos parecen ser los custodios de las figuras que aparecen en el tercer cuerpo: La imagen de Nuestra Señora del Rosario, dentro de un templete, coronado por la imagen de Cristo crucificado. A cada lado, se ve la figura de un ángel de pie.
Se trata así de una fuente que llama la atención a los visitantes y que en las redes sociales cuenta también con su propio espacio. La página de la red social Facebook de Petiscos Galegos se hace eco de este conjunto y también muestra su “sorpresa” por el hecho de que le pusieran dos grifos metálicos. Sobre la cuestión del agua también aporta datos el ensayo de Gonzalo Rodríguez.
En un principio, el agua era conducida hacia la fuente mediante caños de piedra. Sin embargo, las tierras por donde pasaban dichos caños fueron retiradas a la iglesia durante la Desamortización de Mendizábal. Con el paso del tiempo, los caños se deterioraron y la fuente perdió agua, hasta la actuación promovida en 1977 por el párroco.