Andoni Moreta Hernández es un profesor vasco que se ha hecho conocido por iniciar el camino de Santiago hace 10 años con una más que honrosa promesa y seguir, a día de hoy, tras haberlo convertido en su forma de vida. Tras una breve estancia en su tierra natal, ha vuelto a Galicia donde llegó por primera vez en 2008 después de que una de sus alumnas, que padecía autismo, se cayera por una ventana y acabase en coma. Su propósito era conseguir su cura, pero desafortunadamente falleció y este vecino de Galdácano decidió seguir caminando.
En este regreso quería conseguir el libro “La hija del txakurra” de José Alfonso Romero Pérez e hizo una parada “ex profeso” en su municipio de residencia, Caldas de Reis, buscándolo, según cuenta el propio escritor, que se mostró muy sorprendido cuando le contó que había oído hablar mucho de su libro en Bilbao y sentía la necesidad de leerlo, además de porque ha comprobado que el boca a boca funciona.
Campaña de apadrinamiento
El autor explica que su obra ya va por la cuarta edición, pero tal y como funciona el sector, al no tener el respaldo de editoriales y distribuidoras grandes, quienes lo demandan, como es el caso de este profesor, encuentran serias dificultades para hacerse con él. De hecho, con este motivo ha iniciado una campaña mediante la cual, y por 8 euros con gastos de envío incluidos, se puede apadrinar un ejemplar para una biblioteca. Se puede hacer en la web de la editorial pacense “editamas.es”.
“La hija del txakurra” son 11 relatos mediante los cuales el autor entrelaza realidad y ficción para mostrar las heridas que ETA dejó en las víctimas directas e indirectas de su terror. Para ello ha utilizado sus vivencias personales como guardia civil, hoy retirado, que vivió los años más sangrientos de la banda, pero en ningún caso se trata de un relato de héroes y perdedores, sino de personas. El escritor cuenta que de estas cuestiones hablaron él y Moreta, que también está preparando un libro tras más de 20.000 kilómetros en la mochila. “En la desgracia y la injusticia, yo me aferré a las palabras y él a los pasos”, añade Romero. l