Don Dositeo Valiñas Fernández llegó a Ribadumia en 1944 como coadjutor de Jesús Varela Campos, siendo nombrado ecónomo-administrador de la parroquia tras el fallecimiento de este y párroco desde 1947. Ha sido corresponsal de prensa, arcipreste y profesor de religión en el Becerra Malvar y tanto ha llovido desde entonces como tanto ha hecho este sacerdote por su parroquia. Más de 70 años de actividad que le han convertido en un hombre querido por los vecinos. De hecho, en 2011 el Ayuntamiento le nombró Hijo Adoptivo de la localidad –es natural de Cercedo– y nadie olvida sus contribuciones a proyectos tan relevantes para la villa como la construcción del dispensario médico, el nacimiento del club de fútbol o la primera cooperativa agrícola, entre otros.
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No es de extrañar que en el día de ayer, Valiñas Fernández estuviera muy presente en la mente de sus feligreses pues cumplió 94 estupendos años. Como no podía ser de otro modo, no hubo grandes celebraciones. Es un hombre que huye de las solemnidades y lo fastuoso, pero no faltaron sus amigos y colaboradores más cercanos que le dieron una sorpresa que emocionó al párroco. Así, este ribadumiense de corazón disfrutó de una comida más especial de lo habitual en la que no faltó una tarta cumpleañera y algún obsequio.
El párroco ya es el sacerdote de más edad en activo de la Archidiócesis de Santiago y seguirá trabajando hasta que la salud se lo permita.
Actualmente se encarga de la parroquia de Ribadumia y la de Leiro y no deja de atender otras necesidades de la parroquia. Siempre se muestra dispuesto a echar una mano y Ribadumia siempre le ha agradecido su disposición. Es más, hasta quisieron regalarle un busto que se sitúa en el adro de la iglesia y no es la única muestra de agradecimiento y, de hecho, es seguro que ayer recibió decenas de felicitaciones.