Marruecos avisó en su día de que habría represalias por la acogida de España al líder del Frente Polisario aunque parece que hubo quien no quiso verlo. Ahora amenaza abiertamente con recrudecer la crisis diplomática si Brahim Ghali acaba por salir de territorio español con la misma “opacidad” con la que entró y sin rendir cuentas ante la justicia. Que, dicho sea de paso, sería difícil de justificar, teniendo en cuenta que está citado por la Audiencia Nacional por delitos de genocidio, torturas y terrorismo. Pero no estamos en ese asunto en este momento, estamos en que hay un país que no tiene vergüenza en anunciar públicamente que está dispuesto a elevar el tono del conflicto. Y después de las dos jornadas de envío masivo de vidas a la ruleta rusa de la emigración ilegal la sola idea de que pueda hacer algo peor es escalofriante. La comunidad internacional debería estar muy vigilante. Y con el rabillo del ojo, mirar también a nuestra Justicia, no vaya a ser que no se le permita ejercer su independencia.