La nueva normalidad que se pretende establecer en la sociedad tras la pandemia derivada por el coronavirus sigue sin entrarle en la sesera a alguna gente que, en lo que al ocio nocturno se refiere, sigue comportándose como si no hubiera pasado nada y ve en la destrucción y los comportamientos incívicos su forma de diversión. La madrugada del domingo en Ribeira fue un ejemplo de ello y las fuerzas de seguridad se vieron desbordadas para atender todas las llamadas recibidas y otras incidencias con las que se encontraron. Una de ellas fue el derribo de nueve macetas en la Rúa de Galicia, en su extremo más próximo a la Praza de Compostela. Fue algo reiterado, pues empezaron a hacerlo en torno a las 2 de la madrugada y volvieron a hacerlo un par de horas después de que la Policía Local las hubiera recolocado.
Respecto a esos hechos está siendo investigado un joven, que pudo ser localizado e identificado. Fuentes policiales señalaron que ese individuo podría ser la misma persona que esa noche se dedicó a vaciar extintores en edificios de la Rúa Cristóbal Colón, que quedaron marchados por el polvo que contenían e incluso afectó a unos cuatro vehículos en un garaje de las inmediaciones. Los agentes municipales lo encontraron en el interior de un portal de un edificio de la citada calle, y se hallaba bajo los efectos de alcohol y drogas, no llevaba vestimenta superior y tenía todo el cuerpo rociado con el polvo de extintores. Debido a que se encontraba en mal estado, los agentes decidieron llevarlo a su casa en el coche patrulla, que quedó embadurnado con la pasta que se había formado entre ese polvo y el agua de la lluvia. También se trata de aclarar si ese joven estuvo implicado en un incidente en la zona de Pedra Pateira, en el que un conductor avisó a los agentes municipales de que un individuo se metió en el carril de circulación y se abalanzó sobre su coche.
Pasadas las dos de la madrugada, la Policía Local también fue requerida por vecinos que avisaron de la presencia de grupos de jóvenes haciendo botellón en la Rúa Manzanares, y entre las 2.30 y 5,15 horas por ruidos en viviendas de la Avenida da Coruña, Rosalía de Castro y Clara Campoamor, siendo identificados sus responsables, a los que requirió que cesasen las molestias. Los agentes municipales acudieron junto a la Policía Nacional a un aviso de una pelea en la Praza dos Mariñeiros, en la que se registró un herido en una mano por arma blanca y se identificó a tres personas supuestamente implicadas en la misma. Desde la comisaría también se solicitó su apoyo para acompañar a una persona al Hospital do Barbanza en la ambulancia del 061. Esta última tuvo que realizar varios traslados a ese mismo centro asistencial de jóvenes bajo los efectos de bebidas alcohólicas. Además, la Policía Local tuvo tuvieron un aviso a las 3.30 horas por un menor desaparecido, pero que fue localizado tres cuartos de hora más tarde, y a la 1.45 fue movilizada por un incidente en un bar con un cliente, pero el propietario finalmente no denunció. También medió entre una madre y un hijo para que este último no condujese pues no estaba en condiciones de hacerlo, advirtiéndole de las consecuencias penales que conllevaría de hacerlo. A los agentes les había llamado la atención que ella había dejado su coche en doble fila en la Avenida Rosalía de Castro, pero lo hizo para bloquear la salida del vehículo de su vástago. También retiraron cuatro contenedores de basura que aparecieron en medio de la calzada en A Mámoa. Por otro lado, varios propietarios de coches aparcados en la zona de A Amarella y en entorno de la Rúa Cervantes se encontraron con que tenían espejos retrovisores rotos.
Fuentes policiales indicaron que la situación, que ya era delicada en las primeras horas de la noche, se agravó debido a que desde las tres de la madrugada se acabaron las cinco horas extras y sólo quedó de servicio una patrulla de agentes municipales, cuando por parte de estos últimos se vienen demandando servicios extraordinarios para que pueda haber dos o tres patrulla en horario nocturno, además de demandar la ampliación de la plantilla en al menos diez policías, pues actualmente ronda la veintena. En varias ocasiones, y la madrugada de este domingo no parece que fuese una excepción, los agentes municipales se han sentido impotentes ante la cantidad de servicios que se les presentan y que no pueden atenderlos, pues muchos de ellos son a la vez. Precisan que esa situación está generando un importante nivel de estrés en sus efectivos, y que no se ve compensado en lo económico, ya que aún no les siguen pagando ni las nocturnidades ni las festividades después de llevar años solicitando la compensación de esos servicios.