Un mes después de la conquista talibán de Kabul, Afganistán se enfrenta ahora a una crisis humanitaria y a la incertidumbre sobre qué rumbo adoptará finalmente el nuevo gobierno, mientras el aspecto del país vive una profunda transformación.
Muchas cosas cambiaron, especialmente en la capital afgana, desde que los combatientes fundamentalistas se hicieron con el poder. Uno de los mayores cambios se encuentra en la ropa de los habitantes de Kabul, que ante la llegada de los fundamentalistas islámicos lucen ahora ropas más tradicionales. O, en el caso de las mujeres, vestimentas que cubran más.
Hasta el momento, los talibán confiscaron unos 12,36 millones de dólares en residencias de ex altos funcionarios del Gobierno depuesto, que fueron entregados al Banco Central de Afganistán, informó ayer el ente emisor. De acuerdo con el banco, casi la mitad del dinero fue hallado en las residencias de distintos altos funcionarios del gobierno.
La escasez de dinero en efectivo se ha convertido en un quebradero de cabeza para los afganos, que se han visto obligados a formar largas colas frente a los pocos bancos que siguen abiertos y solo pueden retirar un máximo de 200 dólares por semana.
A la crisis económica se suma la humanitaria, con millones de desplazados tanto dentro del país como en el extranjero. La ONU consiguió el lunes la promesa de más de mil millones de dólares de la comunidad internacional, y los talibán vieron en este influjo de ayuda un paso positivo para establecer relaciones diplomáticas y capear la crisis.
La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, anunció ayer un incremento de la ayuda humanitaria a Afganistán de 100 millones de euros, como parte de un nuevo y más amplio paquete de apoyo al pueblo afgano.
“Debemos hacer todo para evitar el riesgo real de una gran hambruna y desastre humanitario”,, indicó durante su discurso anual sobre el Estado de la Unión.
Además, Rusia mantiene contactos con los talibán para asegurarse de que no haya amenazas desde Afganistán para los países vecinos, de los que tres son exrepúblicas soviéticas, dijo el ministro de Exteriores, Sergueí Lavrov.
“En esta fase mantenemos contactos con ellos sobre temas actuales, principalmente sobre los relacionados con la eliminación de cualquier riesgo para nuestros vecinos”, afirmó.