Aibasa celebró ayer el cincuenta aniversario de su creación recordando la evolución de una empresa que comenzó en un aserradero y con el paso del tiempo se ha consolidado como uno de los motores de la automoción. El acto tuvo muchos momentos buenos, pero el mejor, sin duda, fue el reconocimiento público a sus trabajadores actuales y a los que se jubilaron en la firma en este periplo.