Ya hemos probado lo que es el frío invernal. O algo parecido, porque el termómetro no ha llegado a estar en negativo aunque nos pareciese que se nos iban a caer los dedos por congelación. Y ahora que ya hemos vivido la experiencia, toca volver a lo conocido. Cambiamos gorros de lana por paraguas. Igual en una semana echamos de menos el gélido cielo azul.