El Mariscos Antón Cortegada visitó a Ibaizabal para iniciar la segunda vuelta, perdiendo por 69-63, en un duelo en el que no fueron capaces de controlar el rebote, y en el que los errores defensivos las condenaron.

A pesar de que en los primeros momentos las locales consiguieron obtener una pequeña ventaja en el electrónico, poco tardó Cris Loureiro en volver a poner el marcador a favor del Cortegada en una tensa batalla defensiva. Manivesa trataba de mover el balón en dirección a la canasta contraria, apoyada en Iria Losada y Ewelina, pero Losada acabaría perdonando una canasta que volvería a otorgar el balón a Ibaizabal, saliendo así al contragolpe y poniéndose 14-13 en el primer cuarto. 

Miri Cuesta y Naiara fueron las jugadoras que más peligro crearon a las de Fernández en los primeros cuartos, encontrando el espacio entre la ferrea defensa visitante. Las arousanas se mostraron muy sólidas en el bloqueo directo, solventando así la intensidad de las locales. No estaba siendo el mejor partido de Bernardeco, que no terminaba de encontrar el espacio en el que colocarse. 

Durante los últimos minutos de la primera mitad, las locales lograron sumar acierto en el tiro exterior, que junto con varios errores de las de Fernández, aprovecharon para coger ventaja en el marcador tras mostrar que son unos de los mejores equipos en rebote ofensivo. Así, el enfrentamiento se fue al descanso con un 36-28, nueve puntos que parecían condenar a las visitantes al desastre, ya que no parecían terminar de controlar el rebote.

Segundo tiempo

Tras el descanso, las visitantes trataron de recuperar el ritmo del partido, con una gran Manivesa que ponía el balón perfecto para que Loureiro empatase con un 36-36. El encuentro se volvía un constante toma y daca por parte de ambas, mientras las locales buscaban mantener el dominio del rebote para seguir teniendo ventaja. 

Las visitantes volvían a ponerse por encima, y acto seguido, Miri Costa anotaría para devolver la ventaja a las locales, llegando al último cuarto con un 45-43 en el electrónico. Las faltas personales condenaban a un Cortegada con poco acierto, llegando así con una diferencia irremontable al último cuarto.