El bloqueo de la actividad productiva por la crisis sanitaria derivada del coronavirus ha generado un tsunami laboral que ha supuesto para miles de trabajadores y empresas el encontrarse en situaciones desconocidas hasta ese momento. Los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTES) forman parte de nuestro día a día como algo usual, por parte de la administración han nacido nuevas prestaciones para poder sostener la economía de muchas familias ante esta situación excepcional y medidas para paliar las pérdidas de las empresas.
Se han sucedido la publicación de decretos gubernamentales, algunos de ellos por su confuso contenido nos han situado a los asesores laborales y trabajadores en una situación de indefensión, al que se le suma la falta de respuesta por parte de la administración ocasionado por la pérdida de puestos que ha sufrido debido a los recortes de personal público en los últimos años.Las asesorías han tenido un papel importante mediador entre empresas- administración y trabajador- administración, siendo una prolongación de la administración pública, dado que ha recaído sobre ellas todos los procedimientos generados para esta situación, desde el inicio de ERTES, tramitación de prestación de desempleo, ceses de actividad de autónomos, asesoramientos sobre préstamos ICO y sobre todo el papel tranquilizador ante toda esta situación.
El papel de las asesorías ha sido hacer más digerible los densos BOE, tranquilizadoras y facilitadoras de información haciendo un esfuerzo extraordinario, catapultando nuestro sector al más demandado.
Lorena Torres es profesional titulada en Relaciones Laborales, con amplia trayectoria como técnico laboral en el sector asesoría, nos aporta su visión de como se encuentra la situación laboral en estos momentos.
¿Cuál es la situación actual de los ERTES iniciados ante el estado de alarma?
En el momento de esta entrevista nos encontramos en negociaciones entre patronal de empresarios, sindicatos y Gobierno, la mayor discrepancia se encuentra ante las exoneraciones de cuota que es el punto de desacuerdo. La continuidad de muchos de estos expedientes es indudable, lo que en estos momentos está en duda es en qué condiciones lo van a hacer. Está claro que en el proceso de desescalada muchas empresas han podido volver a la actividad, algunas de ellas casi con una normalidad anterior al estado de alarma, también hay que reconocer que otras muchas empresas no pueden volver a abrir sus negocios, algunas de ellas con la incertidumbre de todo el 2020. Entre ellas se pueden encontrar, guarderías, ludotecas, centros de mayores, empresas organizadoras de eventos, agencias de viaje…. La prórroga de estos expedientes va a ser decisiva para que muchos negocios no se vean abocados a cerrar sus puertas de manera indefinida.
¿Cómo afecta el ERTE a la próxima declaración de la renta?
Muchos trabajadores se están formulando esta cuestión y creemos que es un tema a tener muy en cuenta para evitar sorpresas desagradables. El problema radica en que el Servicio Público de Empleo (SEPE) no aplica la retención de IRPF o la aplica de manera casi testimonial, a diferencia de lo que sí hace la empresa con el trabajador. Más de cinco millones de personas se han visto afectadas por ERTES ya sea en la modalidad de reducción de jornada o completo, por lo que en el 2020 a los trabajadores afectados en sus datos fiscales les figurará dos pagadores (empresa y SEPE), ambas prestaciones tributan como renta de trabajo percibidas. Ante esta situación (dos pagadores) nace la obligación de presentar la declaración de la renta si se han ganado más de 14.000 euros y se ha cobrado más de 1.500 euros del segundo pagador, mientras que si solo se tiene un pagador, actualmente la obligación se daría en caso de percibir ingresos mayores a 22.000 euros brutos anuales. Por lo que esto unido a la no aplicación de retención expuesta anteriormente originará que a cada trabajador afectado la Agencia Tributaria le reclame en la declaración de la renta una media de 1000 euros, según cálculos realizados por el Registro de Economistas y Asesores Fiscales, variables en función de sus circunstancias personales y familiares. La solución para minorizar el impacto es la solicitud proactiva por parte del trabajador a la empresa de una mayor retención, que se debe solicitar de manera voluntaria, dado que las empresas realizan el cálculo en función de la cantidad efectivamente cobrada por la entidad. Otra de las desagradables sorpresas que va a tener esta situación es la pérdida del derecho de la deducción de maternidad de 100 euros mensuales de todas las mujeres trabajadoras con hijos menores de 3 años, que no van a poder beneficiarse de ese derecho durante la duración de la prestación de desempleo.
¿Ha llegado el teletrabajo para quedarse?
Es innegable que la cultura europea donde el teletrabajo y las jornadas flexibles son la base de las relaciones laborales han impactado de lleno en nuestro país. Las empresas que estaban preparadas para la aplicación de dichas medidas han visto su éxito ante esta situación, pudiendo seguir ofreciendo sus servicios con la mayor garantía sanitaría para sus trabajadores. El teletrabajo no sólo ha venido para quedarse, sino que a partir de este momento va a ser la base de muchas relaciones dado los buenos resultados, no sólo mejorando la calidad de vida de los trabajadores, sino el resultado ante el cliente que no ve afectado su servicio. El aumento de demanda de reducción de jornada y adaptación horaria para poder conciliar vida laboral y familiar, siendo las empresas que ofrecen estas facilidades las más demandadas por los profesionales de hoy día y por los resultados de mejora de la productividad que se obtienen tras su implementación, que convivirán con fórmulas mixtas de teletrabajo y trabajo presencial. Es interesante analizar el alcance macroeconómico del teletrabajo, por sus efectos directos en el mercado inmobiliario y de consumo puesto que en lugares en donde los alquileres alcanzan niveles desorbitados (Madrid o Barcelona entre otros) se van a ver afectados por la deslocalización del puesto de trabajo, puesto que ya no es imprescindible estar viviendo en la misma ciudad/país de donde radica la empresa para la que se trabaja; sólo hay que ver lo que está ocurriendo en San Francisco por el efecto de los trabajadores de Silicon Valley donde la bajada de los alquileres ha sido estrepitosa debido a la disminución de demanda, debido al teletrabajo.
¿Qué nos espera es esta nueva normalidad?
Aunque la idea de la convivencia con mascarillas y alcogel no nos parezca alentador tenemos que plantearnos que estamos ante una nueva oportunidad, de poder hacer las cosas mejor. Vamos a tener que enfrentarnos a grandes retos, pero la experiencia que hemos vivido ha cambiado radicalmente nuestra lista de prioridades. Tenemos que plantearnos esta nueva oportunidad para saber enfocar nuestros objetivos. Las comunidades autónomas y gobierno están en proceso de publicación de ayudas para fomentar el teletrabajo muy necesarias para estimular está vía tan recomendable de relación laboral, premiar la conciliación laboral y sobre todo se espera un aumento de fondos para captar inversión en el terreno industrial. Una lección que hemos aprendido es la desventaja de tener externalizado la mayor parte de nuestra producción, o que dependa en gran medida de países extranjeros, un terreno donde nuestros vecinos portugueses nos llevan años de ventaja. Desde el punto de vista profesional, ahora más que nunca se pone en valor nuestra profesión, ya que en un momento de tanta incertidumbre económica y normativa es indispensable que nuestros clientes obtengan la información y respuestas a su debido tiempo para la toma de decisiones seguras y ágiles, ahora más que nunca nos sentimos socios estratégicos de nuestros clientes.
*Asesora Laboral en
INTER Asesoría