“Co ocorrido esta mañá sentín como se aos cinco anos de que me detectasen un cancro danme unha vacina que mo cura. É un momento de euforia total, para celebralo, xa temos champán para descorchar e festexalo”. Con estas palabras se expresó Alfonso Valeiras, propietario del taller Tecnomoto, situado justo al lado del edificio okupa y que ha sido, junto con los vecinos, uno de los que ha sufrido la inseguridad y conflictividad generada por los okupas. Recordó las peleas entre ellos, en las que incluso le llegaron a abrir la cabeza a uno, pero también robos, incendios, trapicheos y otros episodios “moi complicados”, especialmente una ocasión en la que uno de los okupas le amenazó con una pistola.
Valeiras añadió que esa felicidad que siente es mayor porque en todo este proceso “non vía que este día chegase, e ata pensei en xubilarme” pero, desde que este periódico difundió la orden judicial de desalojo hace un par de semanas, “ao saber que se ía a facer si ou sí, empecei a facer unha conta atrás e a nomeárllela a eles cando pasaban por diante do taller e aínda o luns lles recordei que hoxe os botaban. Esto, agora, é unha maravilla”, subrayó.
Alfonso agregó que ahora el problema se traslada a otro sitio de Ribeira “e esto que sufrimos nós en 5 anos vai empezar noutra zona”. De hecho, a los poco minutos de que se produjese el desalojo ya se sabía que habían entrado, al menos, en una casa vacía de la céntrica Rúa Cristóbal Colón, así como también en otra que ya ocupada en la Avenida Romero Ortiz y en una más en el lugar de Martín. Sobre el traslado de los okupas a otros lugares, el dueño de Tecnomoto manifestó que “había que collelo agora en fresco e buscalos,. pois sábese quenes son, xa que saíron de aquí cos carritos cargados e se trataba de ir detrás deles e botalos de onde vaian, ata que se aburran e se vaian”.
Otro de los fue acogido en un piso cercano donde hay una mujer de alquiler y que es considerado como un punto de venta de droga que tiene “amargados” a los vecinos. Ayer una de esas residentes estaba desesperada al enterarse de ello y estuvo buscando ayuda de forma desesperada pues teme que “se ata agora era un inferno, xa non o vou aturar”, dijo María Santos. Le recomendaron que se ponga ese asunto en manos de la comunidad de propietarios para buscarle una solución, y todo apunta a que se celebrará una asamblea extraordinaria, a la que esperan que asista el dueño, para solicitarle su implicación.
Fernando Abraldes, que es concejal del PBBI y ostenta la concejalía de Mar en Ribeira, también es un vecino del barrio de Abesadas y considera quie "hoixe é un día mopi importante para marcar no calendario, pos os residentes nesta zona da cidade viñamos solicitando desde fai cinco anos esto que se fixo, que se botara a esta xente e se tapiara, pois había problemas de tráfico de drogas, ameazas, arroxamento de obxectos polas fiestras, conflictividade e ese edificio era una foco de insalubridade con plagas de pulgas e roedores, e un humano non podía vivir aí". También señaló que Abesadas y Coroso eran hai anos dous dos mellores sitios para vivir e eran moi atractivos para os que querían vivir en Ribeira, "pero levabamos cinco anos en declive, nos que ninguén quería estar aquí.
Abraldes recordó que unha veciña que tenía dos pisos para alquilar y que le dijo que "facía dous anos que non coseguía inquilinos e a única vez que o logrou ao segundo día se marchou". De igual modo, refirió que los niños no querían pasar por la Rúa Xosé Ramón Fernández Barreiro ante el peligro constante que suponía ese edificio de okupas. Y refirió a que el taller de motos casi no podía dejar aparcados los vehículos fuera por el peligro xe lo que pudiera pasarles, y relató que desde hace bastante tiempo tenía que acompañar a su pareja, que tiene una peluquería en la zona, cada vez que tenía que salir para ir a hacer la compra o al cajero, y que eso sólo son unos ejemplos, pero que "cada veciños ten as súas experiencias". Es por todo ello que manifestó que Abesadas le tiene que estar muy agradecida y que le ha apludido a su compañero de partido Vicente Mariño, "que removeu Roma con Santiago para acadar a adopción desta medida "que xa se comprometeu en campaña a sacar todo esto de aquí e, co seu gran equipo de Servizos Sociais, o logrou".
Otra persona que exteriorizó su alegría fue María Vilar, del centro de terapias naturales Bagua, que manifestó que siente “liberación y tranquilidad” y añadió que “estoy feliz y, a la vez, nerviosa, y es uno de los días más felices de mi vida”, pues subrayó que “puse mucho en mi negocio, en el que me encanta trabajar en lo que hago, pero esta situación me estaba haciendo que no fuera agradable. A partir de ahora voy a venir a trabajar más contenta. También agradeció a los Servizos Sociais por lo que se movió para conseguir este desenlace “y con el teniente de alcalde Vicente Mariño al pie del cañón, luchando para resolver este problema”.