La cadena mar-industria de O Salnés incorpora una guía para detectar casos de violencia de género

La cadena mar-industria de O Salnés incorpora una guía para detectar casos de violencia de género
La sede de la Mancomunidade acogió la presentación del documento | Mónica Ferreirós

Representantes del tejido empresarial de la cadena mar-industria de la comarca se reunieron ayer en la sede de la Mancomunidade do Salnés para conocer de primera mano las líneas generales de la guía elaborada por la Xunta de Galicia de indicios para la detección precoz de víctimas de violencia de género para la empresa. Un protocolo al que ya se han incorporado más de 160 firmas gallegas de todos los sectores.


Un protocolo clave, tal y como destacó el director xeral de Loita contra a Violencia de Xénero, Roberto Barba, al ser el ámbito laboral donde las mujeres pasan más tiempo —con una media de siete a diez horas al día— y donde pueden apreciarse indicios de un posible caso de maltrato. “Máis do setenta por cento das vítimas de violencia de xénero non presentan denuncia, polo que son invisibles para o sistema”, advirtió Barba, que puso en valor la importancia de la detección precoz de estos casos para que puedan disponer de los recursos especializados disponibles para recibir orientación y ayuda psicológica, así como asesoramiento jurídico en caso de que fuese necesario.

 

Indicadores de un posible caso

La guía se está distribuyendo en todo el tejido empresarial gallego, aunque se pone el foco en aquellos empleos mayoritariamente femeninos, como el caso de la cadena mar-industria, que en la zona de O Salnés acumula un 70% de empleadas mujeres. A la convocatoria realizada por la Mancomunidad acudieron una treintena de firmas de sectores como la acuicultura, depuradores o conservero, entre otros. El objetivo es trasladar al personal de estas empresas cómo actuar frente a la violencia de género en el ámbito laboral y cómo detectar posibles indicios que, mayoritariamente, pueden ser de tres tipos: físicos, psicológicos o productivos.


En cuanto a los indicadores físicos, son los más fáciles de detectar y van desde los hematomas, marcas o señales en el cuerpo hasta los trastornos del sueño, cambio de imagen y forma de vestir para tapar partes del cuerpo, consumo continuado de sustancias farmacológicas o trastornos de la alimentación.


En esta línea, la guía elaborada por el gobierno gallego recoge también una serie de indicios psicológicos y cognitivos que incluyen una baja autoestima, tristeza, aislamiento, falta de motivación y apatía, dificultades para concentrarse, pérdida de memoria, reacciones desproporcionadas, crisis nerviosas o cambios de actitud con el resto de compañeros, entre otros.


Por último, también se dan una serie de indicadores para tener en cuenta por parte del departamento de recursos humanos relacionados con el desempeño laboral. En este sentido, el representante de la Xunta subrayó que en casos de maltrato el “ritmo de traballo adoita a mudar”, por lo que suele ser un indicador que se mantiene en la mayoría de casos. Así, al cambio en la productividad se suman estrés laboral, pérdida de interés por el trabajo realizado o absentismo, atrasos injustificados o aumento repentino de faltas al trabajo, entre los indicios que recoge la guía.


Asimismo, el documento recomienda a las empresas ofrecer otros recursos y herramientas al personas con acciones de formación y sensibilización.


Cómo actuar 

Una vez detectados los posibles indicios, se recomienda al empleado que sospeche que una compañera es víctima de violencia machista que la intente convencer para recurrir a los recursos que la Xunta pone a disposición en estos casos. Así, independientemente del resultado, debe de poner en conocimiento de la dirección de la empresa o de la persona designada dicha situación. De igual modo, debe de indicarse por escrito cómo se llegó a esa detección y los señales de alarma, así como a quién se alertó e identificar a la persona afectada.


En cualquier caso, es fundamental actuar con la “máxima confidencialidade”, evitando la difusión de información personal sobre la víctima o de rumores y tratar el caso únicamente con las personas responsables de la empresa. Así, una vez comunicado el problema con la víctima, se pueden dar dos casos: que no reconozca la situación o que sí lo haga.


En el primero, deben seguirse las indicaciones de los servicios especializados con el objetivo de que sea la propia víctima la que sea capaz de identificar lo que está pasando, aunque es necesario respetar los ritmos de cada mujer y sus decisiones. “Nunca se debe apremar a vítima, impoñer criterior ou tomar decisións por ela”, señala la guía. Así, la mejor decisión en este caso es el acompañamiento, es decir, hacer que la víctima se sienta apoyada, informándola de los derechos que la asisten y de los recursos de atención especializada a los que puede acudir.


En el caso contrario, cuando la mujer reconozca la situación, debe mostrarse apoyo, no juzgarla ni culpabilizarla, no imponer criterios, garantizar la confidencialidad y recordarle los recursos especializados disponibles y sus derechos laborales. 

La cadena mar-industria de O Salnés incorpora una guía para detectar casos de violencia de género

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