La mancheta, el equivalente a los títulos de crédito de una publicación periódica, ya deja entrever al lector curioso, nada más abrir un ejemplar, que la revista “Cuadrante” tiene algo de inhabitual. Unas cuarenta personas participan en la edición de cada número de forma regular, en una publicación que nace del asociacionismo local, saliniense y vilanovés, y no de una universidad.
En España hay hoy, junto a esta, otras 19 revistas que versan exclusivamente sobre un único escritor. Pero prácticamente todas ellas son obra de una cátedra o universidad, en cuya redacción y edición participan, tal vez, un titular especializado y un par de colaboradores, con un número al año. Frente a esto se alza “Cuadrante”, con su cuerpo director, encabezado por Francisco X. Charlín; su consejo de redacción, su redacción en Argentina, sus relaciones públicas, sus áreas de diseño y edición y su periodicidad semestral.
Unas cuarenta personas trabajan de forma regular entre tres y cuatro meses para poder armar cada número de la publicación, con alma erudita pero de formato visual para captar al gran público
A todo ello comenzó a dar forma, y sigue dándosela, la asociación Amigos de Valle-Inclán, allá por 1999, entidad que hoy preside José María Paz Gago. Desde entonces, la publicación no ha dejado de evolucionar y de enriquecerse, tanto con un contenido único, con un sinfín de miradas de estudiosos de Valle; como en formato.
Así lo entiende su propio diseñador gráfico, Carlos Sánchez Crestar quien, con motivo de esta Semana da Cultura que ahora toca a su fin, revelaba hace escasos días en la provocadora capilla de Rúa Nova los secretos detrás de la composición visual de “Cuadrante”.
De lejos puede verse ya con claridad que esta no es la típica revista universitaria o académica. Frente al sobrio imperio del texto monocromo que las monopoliza, destaca el colorido chillón de “Cuadrante”, su título tumbado, su composición a dos páginas y su riqueza fotográfica. “É unha revista non só para estudosos, de estilo universitario. En ‘Cuadrante’ preséntase sempre cada número e compite por ter visibilidade nas librerías”, detalla Sánchez Crestar. Así que el diseñador echa mano de las armas de las “revistas populares”, en el difícil reto de conjugar un diseño atractivo para el gran público y “conseguir que os investigadores non teñan a sensación de estar escribindo no ‘¡Hola!’; teñen que sentir que é unha revista seria e con profundidade”.
Sacar a la luz cada número lleva entre tres y cuatro meses de labor, “con moita xente traballando”, así que Francisco X. Charlín ya adelanta que el equipo está metido de lleno en el futuro número 49, que será en realidad el 50 de la serie, al existir un número 0.
En lo relativo a su contenido, la revista afronta “a súa cuarta etapa”, enfocada ahora a “reflectir as ponencias que se fan nos actos que organiza a asociación”, como el Festivalle. De este modo, se recogen en este número 48 las ponencias de la edición de 2023 de tal evento, transformadas en artículos, así como una relación fotográfica y documental sobre las obras representadas. A su vez, en los números impares se recogen intervenciones como las ponencias impartidas en el Ateneo de Madrid.
Probablemente, la verdadera dimensión de “Cuadrante” se entenderá andado el tiempo. Puede que incluso se estudie. “Cando unha revista se acaba, é imposible de recuperar”, valoró Sánchez Crestar. “Esta é boa, é especial e é desta comarca. Deberiades coidala”. Anotado queda.