La Xunta asumirá la restauración de la iglesia de Santa Baia de Nantes a través de la Dirección xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta. La obra sale a licitación con un presupuesto total de 185.787 euros que se dividirá en dos anualidades. La parroquia lleva años esperando por esta mejora tanto de la cubierta, gravemente afectada por un temporal hace ya cuatro años, que será renovada, como por los problemas de humedad detectados en distintos puntos del templo y el acceso a sacristía.
Con el objetivo de respetar “al máximo” la obra firmada por el prestigioso arquitecto Alejandro de la Sota, el proyecto de restauración propone que la sustitución de la cubierta se haga con materiales y sistemas constructivos similares a los empleados originariamente, pero aplicando las técnicas y composiciones que ofrecen en la actualidad dichos elementos constructivos. Así se propone el empleo de una cubierta de teja curva cerámica de reconocida calidad dispuesta convenientemente sobre nuevas placas onduladas y fijadas con nuevos ganchos y listones a la estructura metálica existente, la cual será saneada y repintada.
La composición formal de la cubierta conservará los elementos opacos y los translúcidos exactamente dispuestos como los originales. La nueva cubierta se compondrá de sistemas constructivos que den cumplimiento a lo dispuesto en la normativa sobre sostenibilidad, eficiencia energética y seguridad.
También se actuará en el campanario, constituido formalmente por un elemento reconocible que forma parte de una zona porticada lateral, presenta tres niveles en altura, esto es, un nivel libre de cerramiento de planta baja, un nivel intermedio confinado al que se accede por la escalera exterior existente en la fachada de acceso principal al templo, y por último, el nivel en el que se emplazan las dos campanas, ubicadas en posición lateral y expuestas a la caída de agua de lluvia por vertido directo de uno de los faldones de la cubierta del campanario.
Los huecos abiertos del campanario hace que el agua de lluvia entre directamente. Además ante la ausencia de impermeabilización de los forjados o losas que componen los niveles (salvo una pintura de protección aplicada hace unos años) hace que la degradación de estos elementos empeore con el paso del tiempo.
El corredor al que se accede desde la sacristía también se encuentra en muy mal estado y se prevé en este espacio la ejecución de una solera de hormigón lavado para regularizar su superficie, dicha solera se remata con una pletina de acero que a su vez sirve para el soporte de la barandilla de nueva instalación.