Por lo visto llueve. Detrás de los cristales llueve y llueve. O eso decía Serrat. Sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados. Llueve. Por lo visto iba a ser el invierno menos nevoso, la primavera menos lluviosa, el planeta menos planeta. Por lo visto.
Hablando de libros, la editorial Anagrama, la editorial en la que cuando eres adolescente piensas que si eres algún día escritor es la que quieres que te acoja, la que quieres que te acepte, la que quieres que te publique, la que miras con asombro y parpadeas mientras te gastas las pelas en los libros amarillos y grises, Anagrama, va a publicar un libro en el que por lo visto José Bretón va a llover sus temas de psicópata integrado-desintegrado en un momento ‘Cartas desde mi celda’. Por lo visto va a publicar ‘El odio’, un libro que ni es novela ni es true crime: es un momento epistolar para que todos podamos leer al monstruo y así aprender a desentrañar al monstruo. Hola, soy el asesino de dos niños pequeños, mis hijos, te cuento mis cosas, compra el libro, te pondrás en guardia, aprenderás a distinguir a los psicópatas al leerlo, también distinguirás huesos de pequeños miserables roedores de huesos de lince ibérico. Si llueve igual algún forense se dará cuenta de que los huesecillos de lince o de pequeños miserables roedores son huesos humanos, por lo visto llueve detrás de los cristales y de la hoguera de la finca en la que un psicópata puro decidió reírse de su mujer, de sus pequeños y de la humanidad buscando a sus hijos en un parque con las cámaras enfocando, con su falsa cara de abismo, con la risa de sus entrañas contra la madre, con la hoguera que vieron los vecinos, con la placa de metal, con los fallos forenses, ese ser inexplicable, casi extraterrestre, poniendo ojos de víctima, víctima que por lo visto podría haberse librado si no fuese por la ciencia.
Llueve y hay gente que piensa que va a descubrir algo con ese libro, cartas de un psicópata, va a poder defenderse del mal, va a mirar a su marido o a su mujer antes del hipnótico, por lo visto si lees ese libro aprenderás a huir de una pareja que mientras estás trabajando o haciéndote un café puede vengarse de ti de la manera más terrible. De la misma forma que si ves en una temporada de Netflix a un adolescente amargado apuñalar a una chica invisible, sigue lloviendo y quizás es el cambio climático, los libros no tienen que ser una serie de Disney ni de Netflix, los libros por lo visto son lluvia. Vivimos en tiempos oscuros, en tiempos en los que no distinguimos la realidad de la ficción, en tiempos en los que las gallinas tienen que tener un collar para detectarlas como los que tienen en el tobillo los criminales en las series en Nueva York, pero allí no llueve, por lo visto, o nos da igual, porque Dan Defensor o Daredevil acabará antes con el villano que el libro que ganará el Planeta o el Herralde o el premio que cuadre que nos descubra al asesino en serie de verdad, al psicópata desintegrado, al señor menudo que puso a sus dos pequeños en una plancha de hacer chuletas pero por favor, llueve, por lo visto hay que preguntarle cosas, necesitamos aprender como si todos fuésemos Truman Capote.
¿Necesitamos mirar al abismo?
Creo que Ruth miró lo suficiente.