El mundo se encuentra en una crisis cuyo desenlace nadie sabe. No hay profeta, ni adivino, ni siquiera experto en política internacional, que pueda aventurar, con algún margen de acierto, cómo va a terminar la locura del psicópata de Moscú.
La posición de China es otra incógnita, ya que, por un lado, no le viene mal que se debilite su socio ruso y el Occidente de la Democracia, pero, por otro, tampoco puede permitir que sus inversiones en dólares y euros, sus exportaciones y la riqueza que aportamos con nuestras compras se deteriore en exceso. A China, los derechos humanos, o la suerte de los europeos, o su socio ruso, le importan bastante poco. A los dirigentes chinos les importa el asentamiento de su régimen en un país cada vez más próspero.
Además, la crisis energética ha chocado con algunas medidas adolescentes de los que piensan que el calentamiento del planeta se arregla yendo en bicicleta y usando automóviles eléctricos, cuyas baterías necesitan ingentes cantidades de energía y mantienen el peligro contaminante durante cinco siglos, después de ser desechadas.
En medio de esto, es admirable el comportamiento de algunos ciudadanos, sujetos a sus intereses, como si viviéramos en una vida sin sobresaltos.
Ahí tienes a un puñado de amigos de Ada Colau, algún concejal y empleados designados a dedo, que están preparando oposiciones a funcionarios municipales. ¿Se han puesto a estudiar? No creo que les haga falta, porque los que tienen que decidir su aprobado serán unos funcionarios, designados por Ada Colau.
Puede que no haya sobresaltos y, si alguno de los recomendados y amigos de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, no obtiene plaza puede convertirse en un personaje muy conocido, porque creo que habrá pocos casos en el mundo.
¡Ah! Y el Partido Nacionalista Vasco también anda a lo suyo, y está garantizado que los niños ucranianos refugiados en el País Vasco, que sólo hablan ucraniano o ruso, recibirán en las ikastolas sólo enseñanza en euskera.
Eso sí, cuando salgan de la ikastola oirán hablar en castellano a casi todo el mundo. No les digan que el Psicópata ha ordenado la alerta en las armas nucleares.
No les distraigan. Un nacionalista sabe que el mundo es su ombligo y su bienestar.