La sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra acoge el próximo jueves, día 5, el juicio contra un hombre acusado de agredir sexualmente y maltratar a su pareja. Así, el Ministerio Fiscal pide para el acusado once años de prisión y la prohibición de aproximarse a la víctima, a su domicilio y lugar de trabajo a menos de 200 metros, así como a comunicarse con ella por cualquier vía durante doce años. Asimismo, solicita también otros tres años de cárcel por el delito de maltrato habitual, más diez meses por el delito de maltrato y otros diez meses por amenazas. De igual modo, pide una indemnización de 20.000 euros en concepto de responsabilidad civil por daño moral y psicológico.
Según el relato de la Fiscalía, el acusado amenazaba e insultaba de manera continuada a su mujer desde que contrajeron matrimonio, en el año 1990. Asimismo, señala que los hechos descritos sucedían fundamentalmente en el domicilio de ambos, sito en un municipio del partido judicial de Caldas. Además, el fiscal señala que hace cinco años el denunciado aumentó el control sobre su mujer, llevándole cuenta de su dinero y de todo lo que gasta, controlando la forma en la que viste, limitándole las relaciones sociales y familiares e impidiéndole salir de casa sin motivo, produciéndose también episodios violentos: “le da patatas, le tira del pelo y le lanza objetos”, señala el fiscal.
Así, el 12 de enero de 2021, la denunciante fue a llevarle la medicación a la habitación del procesado —ya que en esa fecha dormían en habitaciones separadas— éste salió del baño y le dijo que quería mantener relaciones sexuales. Cuando ella se negó, el acusado la golpeó con un puñetazo dejándola aturdida, la mandó desnudarse y la agredió sexualmente “considerando que era de su propiedad”.
Según la denuncia, al día siguiente ella le dijo que tenía que cambiar que, si no lo iba dejar, a lo que él en tono agresivo, con ánimo de atemorizarla, le contestó “si me dejas, te mato”. Diez días después del episodio denunciado, la víctima abandonó su domicilio y se fue a vivir con un hijo a A Coruña, presentando luego una denuncia. Como consecuencia, la denunciante sufre estrés postraumático, daño emocional, desarraigo y daño social prolongado y persistente.