Miren Iza tiene dos pasiones, la psiquiatría y la música y son sus experiencias vitales las que nutren sus canciones desde hace más de 20 años. Líder de Tulsa pondrá la música a la mañana vilagarciana el domingo 23 de marzo en el ciclo “Achégate ao Salón”. Será a partir de las 12:30 horas.
Son ya muchos años en el escenario. ¿Qué hay de la Miren del inicio en los últimos trabajos?
Pues creo que soy más consciente de todo lo que ocurre y de lo que hago. Lo que queda es la idea romántica de la música como lugar, como santuario... La música va pegada a mi vida y no al revés. He ido viviendo mi vida y haciendo las canciones. Cuando he tenido alguna interrupción en el mundo de la música por algún motivo también me ha venido bien, porque me ha servido para saber que no podía vivir sin ella.
En una época en la que prima la inmediatez y el consumo rápido y los éxitos efímeros. ¿Qué te impulsa a seguir adelante?
Me parece que las cosas de consumo rápido se olvidan también rápido. La única manera posible de mantener la actividad a lo largo del tiempo es seguir siendo ajenos a todo eso. Siempre hay dos capas, una es la que tiene que ver con la creación y los conciertos y otra la capa virtual, en donde todo es muy accidental.
¿Qué se van a encontrar aquellos que ya conocen a Tulsa en el concierto de Vilagarcía?
Pues va a ser un concierto con un formato muy bonito, de dúo, aunque no va a ser acústico exactamente. Será algo minimalista, pero expansiva desde el punto de vista sonoro. Haré un recorrido por todos mis discos. Tengo siete y a mí me cuesta mucho dejar canciones fuera, desprenderme de esos discos. Tengo un público majísimo y que siempre están abiertos a ver hasta dónde podemos llegar.
¿Y para los que todavía no?
Lo cierto es que la forma que tengo de hacer las canciones es muy narrativa y muy cercana a la literatura de cuentos. Alguien que la conozca de antes va a entender perfectamente las canciones.
Has vivido en USA, ¿Es distinto el mundo de la música allí?
En Estados Unidos, y también en Francia, se respeta mucho más la profesión de músico. Lo que sucedió y sigue sucediendo en Madrid es muy triste, porque todos los espacios que había para tocar desaparecieron con Ana Botella y nadie revirtió esa situación. En muchas ciudades ha pasado eso, que se ha desplazado la música a salas grandes y a las afueras de la ciudad. En Nueva York hay música por todos lados. Creo que, sin molestar a los vecinos, es algo que puede convivir perfectamente y yo abogo por una vuelta a eso.