El mercadillo ambulante de Vilagarcía cambiará –desde este martes mismo– su fisionomía. El gobierno local –después de las consultas realizadas a la Mesa Local do Comercio– retirará desde ya los puestos ubicados en la calle Arzobispo Lago. Lo hará obligado por las obras de humanización que se están ejecutando en Conde Vallellano, pero con la intención de que este espacio peatonal no vuelva a contar con puestos ambulantes en un futuro. La decisión se ha acordado con los partidos políticos, comerciantes y con representantes de los ambulantes y no es la única. A partir del próximo martes 1 de abril los puestos de venta serán reubicados en la zona de O Castro, en la plaza Martín Gómez Abal.
Los feriantes aceptaron volver a O Castro –en donde el mercadillo estuvo durante muchísimos años– al entender que es una zona tradicional de venta y que –además– ayuda a concentrar la oferta frente a la dispersión de los últimos años. Así habrá venta tanto en ese punto en concreto como en la zona de A Peixería y Doutor Carús.
El gobierno mantiene sobre la mesa –avalado por los asistentes a la Mesa Local do Comercio– la idea de colocar puestos en la explanada posterior a la recientemente remodelada Praza da Verdura. Sin embargo este traslado no será a corto plazo. El motivo viene dado porque alrededor del 50 o 75% de su superficie se verá ocupada durante varias semanas debido a las obras que Augas de Galicia está realizando en Valle-Inclán para solucionar problemas de saneamiento.
Esas obras –dicen desde el Concello– están programadas para el mes de junio. En todo caso con la recuperación de O Castro se entiende que los ambulantes ganarán en estabilidad porque os usuarios terminarán acostumbrándose a la localización.
El edil de Mercados, Álvaro Carou, fue el encargado de ejercer como interlocutor de los ambulantes, a los que agradeció el “bo talante e a comprensión por chegar a un acordo que beneficie a todo o mercado de Vilagarcía e ao seu conxunto”.
En lo que sí se mantiene firme el ejecutivo socialista es en no cortar el tráfico en la calle Alexandre Bóveda (que atraviesa el mercadillo) los martes y los sábados. Algo en el que –como así apuntó en un comunicado tras la reunión de la Mesa do Comercio–no coincide el BNG. Los nacionalistas dicen que “lamentamos que a nosa proposta da incompatibilidade do tráfico cos postos na rúa Alexandre Bóveda nesta xuntanza non acadara o consenso de todos os colectivos”. De hecho es un punto que se volverá a tratar “unha vez rematen as obras pendentes”.
El BNG insiste en el “risco” que supone la convivencia de los puestos de venta con el tráfico. “Reafirmámonos na nosa proposta de retirar os postos ambulantes daí e proceder á súa recolocación na parte traseira da Praza da Verdura unha vez rematadas as obras e deixando un espazo na zona para o servizo de carga e descarga”, declaran los nacionalistas. Entienden que “esta iniciativa, ademais de mellorar a seguridade viaria na zona, permitiría a recuperación de prazas de estacionamento á clientela da Praza de Abastos, regulándoas cun límite horario e permitindo a rotación dos vehículos, dando así tamén solución á falla de prazas de aparcamento próximos ao Mercado”.
El Bloque también asegura que seguirán trabajando y aportando ideas sobre fórmulas que permitan que el mercadillo resurja. Entienden que debe haber un cumplimiento de los horarios de entrada y recogida de los puestos, así como la puesta en marcha de acciones que hagan más atractiva para los vecinos la opción de acercarse al mercadillo. “Temos que lograr que os martes e os sábados Vilagarcía volva a ser referente para a veciñanza do Salnés”, zanjan.
La Mesa Local do Comercio se reunirá de nuevo tras el fin de las obras en la zona de la Verdura.
Lo que parece claro es que los agentes políticos, sociales y económicos quieren reactivar un mercadillo que lleva años apagándose, sobre todo desde su última reorganización. El número de puestos ha caído en los tres últimos años, tal y como indican los datos del propio Concello de Vilagarcía. Y no porque el atractivo de comprar en puestos ambulantes ya no se lleve, dado que en Cambados –por ejemplo– la venta de este tipo está más viva que nunca y con la intención incluso de asumir más puestos.