Los recursos contra la violencia machista se intensifican tras aumentar las víctimas un 25 % en Arousa

La gran mayoría de las denuncias presentadas en los partidos judiciales de Vilagarcía, Cambados, Ribeira y Caldas terminaron en condena
Los recursos contra la violencia machista se intensifican tras aumentar las víctimas un 25 % en Arousa
En el CIM de Vilagarcía trabaja un equipo multidisciplinar que atiende a las mujeres y también promueve talleres y acciones con los centros educativos | GONZALO SALGADO

Detrás de los fríos datos que –cada año– hace públicos el Consejo General del Poder Judicial sobre número de denuncias y condenas en casos de violencia machista están historias de mujeres que buscan en el sistema medidas de protección para poder escapar –en muchos casos– de un auténtico infierno. Algunas recurren directamente a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, pero otras –antes de dar el paso e incluso de reconocerse como víctimas– inician un largo periplo que muchas veces las lleva a la red de centros de información a la mujer, como el que hay en Vilagarcía. Es ahí donde un grupo de profesionales que incluye psicólogas, abogadas y terapeutas les aconsejan, les guían y –sobre todo– las escuchan. “Desde el CIM lo que hacemos es trabajar con las mujeres para acompañarlas en todo el proceso dándoles información a nivel judicial y procesal para ver qué recorrido va a tener la denuncia o la no denuncia. A mayores también trabajamos a nivel psicológico para que esta mujer consiga salir de la situación en la que está metida”, expone la directora del CIM, Julia Barbosa.


Las cifras 

Los últimos datos oficiales publicados de número de víctimas registradas son de 2023. En todo ese año en los partidos judiciales que pertenecen a la Ría de Arousa se han registrado 776 mujeres víctimas de violencia machista. Una cifra alarmantemente superior –157 más– que la de 2022, con 619. En 2021 fueron 638. El partido judicial de Vilagarcía lidera el número de denuncias recibidas por este tipo de delitos. Fueron 243 en 2023, frente a los 204 de la anualidad anterior. Le sigue muy de cerca el partido judicial de Cambados, con 232 denuncias presentadas en 2023 frente a las 167 del año anterior y 175 en 2021. Un incremento muy destacado que no tiene que implicar necesariamente que los casos hayan aumentado, sino que sí se han denunciado más.


En el caso del partido judicial de Ribeira el número de denuncias recibidas fue de 214, la cifra más elevada de los últimos tres años. Lo mismo ocurre en el área judicial de Caldas que, aunque más pequeña, registró en 2023 un total de 87 denuncias, casi el doble que en 2022 (con 48) y frente a las 77 del año 2021. Prácticamente todas las denuncias presentadas son promovidas por la propia víctima. “Es cierto que desde el entorno familiar o vecinal, donde muchas veces se conoce la situación de maltrato, se denuncia poco. Si sabemos que eso está pasando en ese momento ahí es cuando hay que llamar, porque los propios agentes policiales van a poder acreditar esa situación”, manifiesta Barbosa.

 

“Nosotras cuando una mujer no quiere denunciar siempre la respetamos. Entendemos que poner una denuncia es dar un paso adelante que te va a poner, en cierto modo, en el foco, en el punto de mira. Es innegable que el nivel de riesgo se incrementa cuando se denuncia”.


En todo caso desde el CIM reconocen que cada mujer tiene sus tiempos a la hora de poner una denuncia. “Nosotras cuando una mujer no quiere denunciar siempre la respetamos. Entendemos que poner una denuncia es dar un paso adelante que te va a poner, en cierto modo, en el foco, en el punto de mira. Es innegable que el nivel de riesgo se incrementa cuando se denuncia”.


Por eso desde el CIM inciden sí, en la importancia de la denuncia, pero también en trabajar para que “la mujer que la va a poner se dé cuenta de que está metida en una relación que la está machacando y que hay maneras de salir de ella. Nosotras le queremos transmitir que tiene recursos, que puede usarlos, que se empodere”. De hecho incide Barbosa en que “muchas veces esas mujeres trabajan, tienen independencia económica y apoyo familiar y por condicionantes psicológicos no se atreven a dar el paso”.


De ahí que el CIM sea ese refugio para muchas, para ser atendidas e informadas sobre qué pueden hacer y cuál es la mejor forma de dar el paso.


De las denuncias presentadas en los diferentes partidos judiciales de Arousa en 2023 casi el 86 % acabaron en algún tipo de condena. Respecto a la relación de la víctima con el condenado en la gran mayoría de los casos es la de una ex relación afectiva fuera del matrimonio. La cuestion es que la cifra de víctimas que cuentan con alguna orden de protección específica varía cada día. “Por parte de la Policía y de la Guardia Civil se hace un verdadero esfuerzo para seguir y proteger a las mujeres víctimas”, relata Barbosa. La directora del CIM entiende que “es importante que las mujeres sean conscientes y sepan que tienen a donde recurrir, a donde ser escuchadas y entendidas”. De ahí que centros de información de este tipo supongan un apoyo vital para los agentes que se dedican específicamente a las unidades de lucha contra la violencia de género. Y como no, también para las mujeres que se ven en esa situación. 

 

Julia Barbosa | “Hace años una mujer solo se veía víctima cuando le pegaban. 

Eso ha cambiado”

De los últimos casos de asesinatos machistas que se dieron en Arousa no figuraba en ningún registro denuncia previa por parte de la mujer hacia su agresor. Hacer entender a la víctima que lo es y explicarle los recursos con los que cuenta después de denunciar para poder seguir adelante con su vida, así como prevenir este tipo de conductas son algunos de los retos a los que –desde el CIM–se enfrentan cada día. Eso unido a una labor pedagógica clave y esencial en los centros.

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Julia Barbosa es la directora del Centro de Información á Muller de Vilagarcía | GONZALO SALGADO

 

¿Cuáles son los mayores miedos que tienen las mujeres víctimas de violencia machista a la hora de atreverse a denunciar?
Muchas tienen miedo a dar el paso, a lo que vendrá después, a ponerse en el foco. De ahí que nosotras intentemos estar ahí para que tomen las decisiones que más las van a ayudar. A algunas a poner la denuncia y a otras, dependiendo de la situación, a no ponerla o a hacerlo, pero todavía no.

¿Llegan casos al CIM de mujeres que son claras víctimas de violencia de género y que no se perciben como tal?
Cada vez las mujeres son más conscientes de que son víctimas. Hace años eso quedaba circunscrito únicamente a que les pegaran. Se era mucho menos consciente de otras formas de violencia como son el acoso, el control, el menosprecio o la humillación. O incluso los abusos sexuales dentro del matrimonio.

 

Aún así parece que todavía hay que hacer mucha pedagogía, a juzgar por las terribles cifras que vemos año tras año.
Desde el CIM nosotras nos centramos en dos pilares. Por un lado el de la intervención con mujeres y por el otro el tema de prevención y educación. Trabajamos con los centros educativos desde hace muchos años y tenemos un contacto permanente con ellos. Este año se está trabajando en el concepto de nuevas masculinidades, tratando de analizar como también el ser hombre es una construcción social. Queremos que entiendan que hay otras maneras de construir la masculinidad que no tienen que asociarse con actitudes dominantes y de control sobre las mujeres. 


En ese contacto directo con los centros educativos. ¿Se detecta un incremento de los casos de violencia machista entre los jóvenes?
Pues sí se detectan episodios crecientes relacionados con el uso de las nuevas tecnologías y de las redes sociales. Comportamientos que tienen que ver con el acoso, o incluso el acoso sexual. Creo que se es muy poco consciente de las consecuencias que puede conllevar a nivel psicológico que se propaguen algún tipo de imágenes de carácter sexual con jóvenes implicados.

 

¿Afecta el consumo de porno en estos comportamientos?
Es innegable que ese contenido insensibiliza. Hace que luego lo real parezca menos real. Digamos que exteriorizan comportamientos que no son de recibo en una relación. Consumen porno muy violento, con humillaciones, en donde las agresiones a mujeres son habituales y acaban acostumbrándose. Después lo que les produce excitación es cada vez lo más violento y eso es terrible para su desarrollo y para las mujeres que caen en sus manos.

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