Ahondar en la figura de José Fernández Vázquez es hacerlo en una maraña de datos y efemérides que, en ocasiones, confunden la realidad con la leyenda. Lo que sí está más que constatado es que este pobrense de nacimiento –y vecino de Vilagarcía durante una parte de su vida– jugó un papel importante en el secuestro del buque Santa María en el año 1961. Un episodio que buscaba ser una protesta contra las dictaduras de Salazar en Portugal y de Franco en España y que fue un auténtico “trending topic” mundial en la época, ocupando planas de periódicos de todo el mundo. Xosé Castro Ratón, que estudió a fondo la figura de Fernández Vázquez, reconoce que la del pobrense es una figura “complexa sobre a que non hai moitos datos”. La Iniciativa pola Memoria decidió darle un espacio por su papel como exiliado y, sobre todo, por ser junto a Xosé Velo y Henrique Galvao uno de los cerebros de la llamada Operación Dulcinea.
Su compromiso con la izquierda ya le venía de antes. De hecho en Carril (en donde se casó con su primera mujer) participó en la fundación del Partido Comunista de Vilagarcía en una época en la que se codeaba con nombres de relevancia local como Elpidio Villaverde o Moreira Casal. Tuvo formación militar en Marín y su militancia en las filas de izquierdas no siempre fue, según se sabe, activa. “Por supervivencia, ás veces. Pois cando se vai a Venezuela traballa de moitas cousas e parece ser que se aparta un pouco”, explica Ratón. No, en todo caso, de los valores. De ahí que sus contactos con aquellos contrarios a la dictadura siguiesen más o menos intactos. De hecho en el 1959 participa en la creación del Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación, una organización terrorista antifascista conformada por exiliados españoles (fundamentalmente gallegos) y portugueses para luchar contra sus respectivas dictaduras. “Digamos que, polo que se pode saber, foi unha reacción ao Pacto Ibérico de Franco e Salazar”, manifiesta Ratón. En el asalto y secuestro del Santa María José Fernández –también conocido como Soutomayor– “aportaría a súa suposta experiencia militar”. El golpe –pese a que sobre él se han escrito ríos de tinta e incluso elaborado documentales reconocidos– duró un total de 13 días y “romantizouse moito”. El objetivo era que no hubiese víctimas –hubo una por un error táctico– y lograr poner de su parte a los que iban en ese buque de pasaje (algo que sí consiguieron). En las crónicas de la época fue Galvao el que gozó de más protagonismo y en ninguna se hace referencia a los otros como gallegos, que lo eran. Después de que desde España y Portugal mandase localizar y perseguir el buque entró en juego la sexta flota americana y los secuestradores se convierten en estrellas de la época. De hecho desembarcan en Arrecife (Brasil) como auténticos héroes en pleno carnaval. La trayectoria de Soutomayor no terminó ahí. Participó en la Organización Latinoamericana de Solidaridad, creada en Cuba por iniciativa de Salvador Allende y llegó a ser profesor en La Habana. En la biografía del arousano que roza más la leyenda está su estancia en Auschwitz, que nunca se pudo probar.