Silvia González es la tesorera de la asociación de aficionados al dron Dronámbulos, que acaba de cumplir un año de vida. Destaca de estos 12 meses las dificultades burocráticas: “íbamos dando palos de ciego”. Superados los comienzos, ya ruedan, o más bien vuelan, con muchas cosas en marcha.
¿Hay mucho aficionado a los drones en Vilagarcía?
Nosotros empezamos por un curso que hizo el Concello de pilotaje de drones y sí que hay demanda. Incluso hay gente que quiere pero no sabe cómo empezar. Estamos abiertos a toda Galicia aunque, de momento, como todos estamos aquí, las actividades las hacemos cerca.
¿Cómo comenzó tu afición a los drones?
Era aficionada mi pareja. Yo vi que daban el curso del Concello y dije “vamos a apuntarnos y así veo si este hobby que a ti te gusta me gusta a mí, o directamente paso de él y te dedicas tú” (ríe). Y sí, me enganchó, hicimos un grupo muy bueno en el curso y nos juntamos para poder ir haciendo cosas.
¿Qué fue lo que te enganchó?
No me había acercado nunca al tema de los drones y me parecía complicado. No me llamaba la atención, no le veía la gracia. Allí, practicando, probando, volando los drones y viendo todas las maravillas que puedes hacer, me enganchó.
¿Y es difícil pilotarlos o se puede aprender rápido?
Se puede aprender rápido. Luego, perfeccionarse para tener un nivel profesional, es más complicado. También depende de lo que te guste. Si quieres pilotar drones de carreras necesitas mucha práctica, mucha experiencia... Pero como todo, practicando aprendes.
"Animaría a todo el mundo a unirse a la asociación, pero sobre todo a las mujeres y las niñas, porque somos muy poquitas"
¿Qué es lo más difícil?
Pues tú llevas unos mandos y cuando el dron va para adelante lo llevas muy bien, pero cuando vuelve, los mandos van al revés y cuesta. Pero es acostumbrarse. Y los niños que están en la asociación aprenden rapidísimo.
¿Qué posibilidades destacarías que tienen los drones?
En todos los ámbitos, porque se está usando para la agricultura, para limpieza de lugares donde no pueden acceder fácilmente las personas, para rescate, emergencias, salvamento, vigilancia... Y luego, a nivel más hobby como nosotros, grabación de videos. Aunque eso también se puede profesionalizar. Coges imágenes desde el aire que no puedes tomar con cámaras y que quedan cosas muy bonitas.
¿Qué ofrecéis en Dronámbulos para la gente que se asocie?
Primero información, porque mucha gente está volando un dron que le han regalado y piensa que no necesita una titulación o una normativa. Les informamos de que están cometiendo infracciones y que se arriesgan a multas muy grandes. La gente piensa que son juguetes, pero en el momento que tienen una cámara, ya no son juguetes. Hay una normativa detrás, de vuelo y de protección de datos. A parte de eso, hacemos quedadas, actividades... También, el Concello nos ha cedido un pabellón para practicar todas las semanas. Porque como el tema de volar al aire libre necesita permisos, al volar en un pabellón cerrado, a parte de que en invierno no hemos dependido del tiempo, pues no tenemos que pedir esos permisos y podemos practicar y enseñarnos unos a otros. También damos formación.
Entonces, se puede aprender a pilotarlo con vosotros, no hay que saber previamente algo...
No, no hay que saber. De hecho, muchas de las personas asociadas no tienen dron todavía. Nosotros cuando empezamos, casi ninguno tenía dron propio. Ahora la asociación ha comprado uno para que la gente se acerque y pueda ver si le interesa o no, antes de hacer un desembolso. Estamos en el pabellón de Guillán todos los miércoles a partir de las 20:30 y puedes venir y ver si te gusta.
Porque un dron básico, ¿cuánto puede costar?
El que hemos comprado para la asociación, que es bastante decente, nos costó 250 euros. Si quieres uno un poquito mejor, pues unos 1.000, que ya tiene funciones diferentes y, sobre todo, la cámara es mejor.
Cada vez se usan más drones como espectáculo. ¿Podrían sustituir a los fuegos artificiales?
Sí. Se están empezando a utilizar como alternativa porque como ahora se intenta que sea todo más inclusivo, los fuegos no respetan tanto a personas que tengan dificultades con los ruidos o a los animales. Los drones son más respetuosos y los espectáculos gustan igual.
Tenéis una cuota de 36 euros al año y otra reducida, no?
Sí, la reducida es para menores de edad y personas en desempleo durante más de tres meses, que son 12 euros al año. Luego hay una de 48, con la que también te llevas la camiseta de la asociación.
¿Cuántos socios sois?
Somos 25, pero cuantos más seamos más cosas podemos hacer. Hay gente de Vilagarcía, Cambados, Vilanova, Pontevedra, Cuntis... Somos la única asociación de drones de O Salnés y diría que de toda Galicia.
¿Cómo animarías a la gente a unirse a vosotros?
Es una afición que engancha, sobre todo animaría a las mujeres, que somos muy poquitas. Hay buen ambiente y también ofrecemos descuentos a los socios.