El Concello de Vilanova retomó ayer las excavaciones en Cálago. Se trata de una tercera fase de trabajos arqueológicos y consolidación de los restos hallados en las anteriores, que se habían centrado en el castro y su terraza exterior, en la zona norte, cerca del actual cementerio, ya que era donde se presuponía la existencia de más estructuras. De hecho, aparecieron castros, concheros y abundantes restos de cerámica, pero ninguno que pueda atribuirse al emblemático monasterio que según textos históricos existió en la zona en el siglo VII. A día de hoy solo queda en pie la torre del campanario de una iglesia románica, pero es posterior.
Según la planificación realizada por los expertos, en esta tercera fase se centrarán en la croa donde se hallaron restos de una edificación y se realizarían trabajos de preparación de la zona y el terreno para que el yacimiento pueda ser visitado por la ciudadanía. Se trata de una estructura habitacional de planta circular de origen castrexo o prerrománico a la que hay que sumar las numerosas piezas encontradas de tejas y cerámicas romanas, así como una pulsera de bronce, un torque, con motivos ornamentales grabados. Pero el hallazgo más sorprendente fueron los restos óseos entregados por un vecino, aunque se descartó su análisis en profundidad porque la imposibilidad de ubicarlos con certeza científica en el yacimiento impedía hacer un análisis objetivo. No obstante, se presumen que son de origen medieval y que podrían estar ligados a un cementerio perdido vinculado al monasterio y sí servirán para que los arqueólogos enfoquen futuras actuaciones.
El proyecto, auspiciado por el Concello, se inició en 2018 con el objetivo de ahondar en los orígenes del nacimiento de la villa y divulgarlo entre los vecinos con visitas guiadas y otras iniciativas. De hecho, ya hubo visitas a la excavación. l