La tercera campaña de excavación en el complejo de Cálago ha arrojado al segundo día evidencias sorprendentes para investigadores y autoridades. Se han encontrado restos óseos y de una tumba que podrían pertenecer a una necrópolis medieval, a la vista del hallazgo también de cerámica de esa época en mayor cantidad que en anteriores zonas de trabajo. No obstante, el equipo de Tempos Arqueológicos, dirigido por los arqueólogos Mario César y Francisco Alonso, llama a la prudencia a falta de desenterrarlos y someterlos a las pertinentes pruebas de datación. En concreto, se trata de un hueso largo, es decir, perteneciente a una extremidad, y casi con total seguridad de origen humano.
El alcalde, Gonzalo Durán, estaba exultante y no es para menos. De confirmarse las hipótesis iniciales se acercarían al ansiado objetivo: encontrar restos del desaparecido monasterio medieval de Cálago. “Somos optimistas”, dijo. Y todo ello en la zona más baja del yacimiento, junto al cruceiro, donde empieza la cuesta para acceder a la zona. Un lugar este y la terraza sur –un poco más arriba, bajo la croa, donde está la torre– que no estaban contemplados en la planificación inicial. Sin embargo, los huesos entregados el año pasado por un vecino les hicieron cambiar de rumbo y la decisión ha sido todo un acierto. De hecho, como comentó Durán, tendría sentido que los antiguos moradores fueran dejando la posición más defensiva del castro para ir bajando hacia el mar y acabar fundando la Vilanova moderna.
Mario reconoció que “non contabamos con isto” y el regidor ya advirtió que, a la vista de los hechos, el yacimiento no se ciñe a la hectárea del castro. “Esto es el principio del principio” de las excavaciones, que incluso conllevarían la necesidad de solicitar acceso a terrenos privados que circundan la zona para poder conocer la “parte desconocida de la historia: la alto medieval”.
Refuerzo de las nuevas teorías
El propio arqueólogo avanzó que el complejo, como le gusta llamarlo, porque “a nivel espacial e cronolóxico temos un abanico amplísimo”, todavía “vai dar moitas sorpresas” porque “ten un potencial enorme: temos un castro perfectamente delimitado, uns niveis castrexos e romanos cun nivel de cuncheiro que está dando una información moi interesante e esa ocupación medieval”. Pero lo “interesante”, explicó, es que sería otro refuerzo de las últimas teorías que contradicen a las más clásicas, de que con la llegada de los romanos se produjo una ruptura abrupta. El experto no negó las guerras cántabras, ni los cambios sociales, económicos y constructivos, pero “digamos que eses cambios se van facendo sen que haxa unha crise ou un abandono”. Es decir, los castros se habrían romanizado y este pueblo invasor priorizaba el “pacto” con las tribus locales, haciendo que, por ejemplo, Cálago seguramente estuviera habitado de manera continuada durante 1.000 años: desde la segunda Edad del Hierro, la etapa más antigua de la que se han encontrado vestigios.
El alcalde está deseoso de que “alguien se atreva a escribir un libro” sobre la historia completa de la villa que, según los restos hallados, fue zona de paso obligado en las rutas marítimas más antiguas –aparece cerámica de la Betia (Andalucía)– y un “enclave importante y presente” en hitos históricos como la llegada de Almanzor a Galicia. l