Como siempre ocurre -dicen que es la antesala de la noticia- el rumor de que se fraguaba la apertura de un periódico en las comarcas arousanas era ensordecedor en los meses previos al nacimiento de este diario. Unas obras de acondicionamiento en un céntrico local de la Praza de Galicia de Vilagarcía y una demanda, hasta entonces inusual, de periodistas para una incorporación inmediata fueron convirtiendo ese runrún inicial en evidencias. Un llamativo autobús de dos pisos anunciando que Arousa sería en breve protagonista de la noticia y, sobre todo, el descubrimiento del cartel con la cabecera en letras rojas sobre un fondo blanco en la Redacción central acabaron por descubrir una especie de secreto que solo los más desconectados desconocían. “O noso”, como así se le llamó entonces, ya era una realidad.
Los meses previos a la salida del primer número fueron intensos. El proyecto era ilusionante y el reto mayúsculo y no podía quedar nada al azar. El periódico se hacía a diario, con su portada incluida, que al día siguiente iba a la papelera, incluso las exclusivas que se conseguían. Era el peaje que había que pagar para engrasar todas las secciones y desarrollar un proyecto periodístico que los agoreros quisieron condenar al fracaso desde el primer día, pero que aquí sigue, veinte años después, con la vocación de servicio intacta.
Para rentabilizar el trabajo y para aliviar el prurito de los que comenzaban en este bendito y sacrificado oficio de contar cosas, la dirección de entonces decidió la elaboración de varios monográficos inflados de páginas que se entregarían después con los primeros números de Diario de Arousa.
Se asocia el nacimiento de Diario de Arousa al multitudinario acto de presentación en el Liceo Casino, pero yo siempre he pensado que ese día solo era una meta, una fecha en el calendario para dar oficialidad a lo que ya se venía haciendo a diario con anterioridad.
Antes de ese 23 de febrero, día de la presentación oficial, se hicieron decenas de entrevistas y cientos de llamadas en unos teléfonos de color blanco en los que había que marcar una serie de números en función de si la conexión pretendida era a un fijo, un móvil o una comunicación interna. Vamos, que los más duros de mollera como era mi caso, teníamos que marcar tres o cuatro veces antes de acertar con el código.
La vida entonces era un poco más analógica y muchas de las llamadas fuentes en el argot periodístico no se resistían a visitar la Redacción para matizar o aclarar alguna declaración hecha con anterioridad. Era la excusa para conocer qué había detrás de aquellos ventanales.
Pienso que en estos veinte años pocos son los que no conocen ya unas instalaciones que siempre tienen las puertas abiertas para dar voz y protagonismo a los pequeños detalles de nuestro día a día.
Llegó la inauguración oficial, el primer número, el año, los diez y ahora las dos décadas. Y todo gracias a ustedes, motivo más que suficiente para que la plantilla de Diario de Arousa -cuánto tengo que agradecerles- redoble su compromiso y ofrezca desde hoy y hasta el final de mayo una serie de iniciativas encaminadas a conmemorar tan importante fecha.
Entre las acciones que desarrollaremos se encuentra el sorteo de seis noches de hotel para dos personas cuyos cupones salen a diario en el periódico, un vídeo conmemorativo o un significativo cambio en la cabecera con el logotipo de los 20 años.
También publicaremos un especial con las opiniones de personas del mundo de la política, la empresa, cultura, deportes, sectores económicos... No estarán todos, pido disculpas, pero en ello seguimos. Tampoco faltarán las efemérides y reportajes de enjundia tanto en la edición de papel como en la web, que adquiere relevancia.