“Muchacho duro, peligroso y demasiado inteligente”. Esta es la descripción que en la década de los años 90 ofrecían los policías sobre Adolfo Jiménez Suárez, alias “El Ratilla” o “El Pachino”, que por aquel entonces era un famoso delincuente infantil, que con 8 años ya era toxicómano -estaba enganchado a la heroína- y con 11 años ya lideraba una banda de narcotráfico en la ya desaparecido asentamiento chabolista de Pies Negros, en el barrio madrileño de Entrevías. Tras sumar numerosos antecedentes y condenas, además de pasar por centros de acogida de menores de la Comunidad de Madrid, de los que incluso se fugó, y también por cárceles, siendo todo ello recogido por los medios de comunicación de la época, su periplo delictivo se mantuvo con tráfico de drogas y robos con fuerza y violencia, aunque sus andanzas fueron cayendo en el olvido. Ahora, con 43 años, recaló en Ribeira.
Lo hizo después de salir de prisión aproximadamente antes del confinamiento, para irse a vivir junto a algún familiar en la aldea de Martín, pero tras varios problemas regresó a la capital de España, de donde volvió a Ribeira hace medio año. Desde entonces no ha hecho más que sembrar el pánico en la localidad, especialmente en las últimas semanas. De sus andanzas se tuvo conocimiento por algunos altercados que protagonizó en el edificio okupa de Abesadas y en sus inmediaciones, pero también tras ser detenido bajo la acusación de perpetrar varios robos, como el que se le atribuyó junto a su pareja en unas taquillas de enfermeras del Hospital do Barbanza, o el de un televisor en casa de los padres de su cómplice, José Ángel Rey Vilar “Tubío”, al que una jueza mandó a prisión preventiva por la reiteración delictiva, mientras que a “El Ratilla” lo dejó libre con cargos tras negar su implicación en ese robo.
De igual modo, Adolfo Jiménez está siendo investigado por la comisaría ribeirense por su supuesta participación, junto al referido “Tubío” en varios robos registrados entre Martín y el casco urbano de Santa Uxía en un margen de tres horas en la tarde del pasado 19 de agosto, cuando volvió a sembrar el pánico entre los ciudadanos, comerciantes y hosteleros y trajo de cabeza a las fuerzas de seguridad. Aunque en un primer momento no se formularon denuncias, poco a poco los afectados las fueron presentando y por ello se pueden instruir diligencias y se puede presentar acusación contra él y su cómplice pro esos hechos. De igual modo, hacia la autoría de “El Ratilla” apuntaron tres menores de 16 años que en la madrugada del pasado sábado fueron amenazados con una navaja por un individuo tras negarles el dinero que les pedía, y que afortunadamente pudieron escapar corriendo.
Como curiosidades sobre este conocido delincuente, cabe señalar que su padre llegó a relacionar la adicción a las drogas que “El Ratilla” tenía desde los ocho años con la costumbre que tenía de ponerle aspirinas en el café desde que eran más pequeños, y que desde entonces “empezó a hacer su vida mal, consumiendo droga”. De igual modo, el progenitor justificó sus fugas de los centros de menores en que se trataba de “un niño que ha nacido para ser libre” y que cuantas veces fuera detenido se iba a escapar. Por su parte, el abogado de Adolfo Jiménez en sus inicios delictivos era Javier Saavedra, considerado como el letrado de los famosos, llegó a anunciar que tenía la intención de pedirle al presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, el indulto para su cliente, pues señalaba que, además de toxicómano desde los 8 años, era analfabeto y estaba afectado por sordera, que nunca consiguió reinsertarse en la sociedad y que ni los reformatorios ni la cárcel lograron ayudarle. Aún así solicitaba que había que “darle una oportunidad”.