El Mercadona de Valle-Inclán se convirtió ayer en un punto de encuentro de una buena parte de los vilagarcianos. Pocos fueron los que no han ido a comprar algo, aunque fuese una coliflor, para ver las nuevas dependencias. El volumen de asistencia fue tal que hasta hubo atascos, colas e incluso personas que esperaban en la puerta a que abriera.