El informe que Espina y Delfín presentó esta semana al Concello de Vilanova da cuenta de todas las actuaciones realizadas en las últimas semanas para mejorar las redes de saneamiento, en el intento de que se rebaje la contaminación en O Esteiro y puedan reabrir los bancos marisqueros.
Los trabajos incluyeron el uso de cámaras, tintes para seguir vertidos y realización de sellados, entre otros. Así, ya entre el 22 y el 29 de octubre se trabajó en González Besada, en la esquina junto al Banco Santander, para anular una tubería que conectaba el colector de residuales con el de pluviales. Su función era aliviar el sistema de fecales en situaciones de colapso, por ejemplo cuando había lluvia intensa y el bombeo 1 paraba por fallo. Los días 11 y 12 de noviembre, inspeccionaron también de forma visual el litoral, escollera y tuberías de pluviales que vierten a O Esteiro, buscando posibles indicios de contaminación, para analizar en laboratorio.
A mayores, los operarios vertieron una sustancia en polvo en las tuberías de fecales, un tinte trazador o fluoresceína, “inocua para el medio”, pero de un color verde intenso fácilmente rastreable. La idea era poder detectar fugas, revisándose entre el 12 y 29 de noviembre el colector paralelo al río Tarrío, el paralelo al litoral frente al IES A Basella hacia la Cofradía; el colector de Vilamaior y auditorio, así como otros en calles como Curros Enríquez, José González Sanisidro y Travesía Xunqueira.
La inspección robotizada con cámaras se usó entre el 25 y el 27 de noviembre “en tramos más sospechosos”, como uno paralelo al río Tarrío. Se identificaron tres pequeñas fisuras en juntas de tubo en el tramo del bombeo de Tarrío 1, molino de Currás y pasarela.
El 22 de noviembre, el personal de servicio también sospechó de un vertido del pozo negro de una vivienda hacia el río, en Currás, corrigiéndose la situación con la conexión de las aguas residuales al saneamiento. En la misma zona se instó a un propietario a eliminar un vertido jabonoso de desagüe de una lavadora.
El día 26 se impermeabilizó un pozo de registro parcialmente roto al pie del río Tarrío, antes del bombeo 2. Se aseguró excavando el entorno o perímetro y hormigonando posteriormente el punto. El día 28 se impermeabilizaron tres fisuras en el colector de la zona del molino de Currás, con un sistema no invasivo “packers”: una fibra de vidrio que se adhiere al interior de las tuberías, “formando una película”, detalla el documento. Al día siguiente, se selló de forma definitiva el antiguo colector de Tarrío, en desuso, pero por el que se detectó una fuga.
Desde el mes de noviembre también se trabaja en la reforma y renovación de los equipos del bombeo 1 en la Avenida do Recheo, que daban “fallos continuos con la indeseada parada de equipos y posterior carga del colector de residuales, que acaba aliviando por la red de pluviales a la zona de O Esteiro”. El compromiso es finalizar esta obra de renovación de equipos e impermeabilización “durante las próximas semanas”.
A mayores, la empresa concesionaria realizó tres muestreos para comprobar el estado de las aguas. El primero fue el 12 de noviembre, recogiendo siete muestras en puntos como el regato junto al auditorio, río Tarrío y András. La segunda, el día 20, incluyó seis muestras, en el río Tarrío, desde la gasolinera de Caleiro hasta la desembocadura. El último se hace el 28, con siete muestras, en el río Tarrío, mismos puntos que suele utilizar el Intecmar para sus controles, zona de O Ariño bajo la pasarela y debajo del puente de O Terrón. La calidad mejoró, pero queda ahora saber qué dirán las analíticas de Mar, esta próxima semana.