Los dos operarios del servicio contra la velutina de la Mancomunidade do Salnés no dan abasto estos días en la retirada de nidos. El invierno ha sido cálido, así que han sobrevivido más ejemplares y, de hecho, a estas alturas del año han eliminado más panales que en 2022, aunque, de momento, el incremento “non é esaxerado”. El problema, señalan, es que están apareciendo todos al mismo tiempo y, de hecho, han tenido que cambiar la metodología de trabajo, pasando de atender las peticiones por orden de llegada a hacerlo por concellos porque “se non, non sería operativo, estariamos todo o día na carretera”, explica Chema Pedrouzo.
Así las cosas, actualmente tienen 25 peticiones en espera. La cifra es de ayer por la mañana y, al ritmo que van, hoy podría ser mayor. De hecho, el operario reconoce que están tardando “un pouco máis do habitual” en atender, pero también quiere enviar un mensaje tranquilizador: “A avespa non é asasina, non che vai facer nada se non a molestas, o seu é comer e colonizar”. Y es que en los últimos tiempos han tenido una mala experiencia tras un reportaje que rescató ese apellido maldito que se le dio al insecto invasor hace una década, cuando llegó a España por ser una amenaza para la abeja autóctona. “Hai xente que lle entra medo e incluso nos insulta porque non podemos ir antes e os intentamos tranquilizar”, se resigna el operario.
Entienden sus temores, pero este año se han encontrado con el problema de que los nidos “sairon todos á vez”. En cifras, contando desde mayo, cuando empiezan la retirada de nidos, llevan 616 eliminados, tanto embrionarios como primarios y secundarios. Pedrouzo señala que la diferencia con el mismo periodo del año pasado puede ser de unos 40, pero “non é esaxerada, o problema foi que é unha explosión e somos dous”.
El equipo lo forman él e Isaac Padín y el resto del año se dedican, entre otras cosas, a otra parte importante del trabajo, el trampeo y el control de las reinas, que son las creadoras de los avisperos. De hecho, cada una puede poner hasta 25.000 huevos al año, aunque no todos tienen éxito y la vida de la velutina es muy corta; de unos 40 días, según el técnico.
Como siempre, los nidos pueden aparecer en los lugares más insospechados. En los últimos días han retirado uno del desván de una casa y otro de un garaje, para lo cual hasta tuvieron que desmontar parte del tejado. Y es que la velutina busca cualquier rincón, cuando no sitúa nidos en la copa de enormes árboles, en cuyo caso, los operarios emplean una carabina de aire comprimido cargada con proyectiles de gel insecticida el cual las va matando, pues se van envenenando entre ellas por contacto.
Un nido puede quedar neutralizado en un día, pero a veces tienen que volver porque las larvas están muy encapsuladas y no penetran bien el veneno, pero es muy difícil que la colonia se pueda reactivar. Cabe recordar que los secundarios son nidos ya muy grandes y, de hecho, han liquidado alguno de 40 litros de capacidad.
La Mancomunidade do Salnés creó este servicio de lucha contra la velutina en 2017 ante el avance del insecto en la comarca y la incapacidad de los concellos de dar respuesta con los medios adecuados. Su número de teléfono para dar avisos es el 635 63 11 07.