Adiós al Bavaria, el bar en el que todos se sienten “en familia”

El Bavaria es una de las primeras hamburgueserías que abrió en Vilagarcía. Lo hizo en el año 1979 y tanto la carta como esa misma esencia de los inicios siguen siendo las mismas. El día 20 cerrará sus puertas dejando una familia de clientes huérfanos de bar
Adiós al Bavaria, el bar en el que todos se sienten “en familia”
El 90 % de la clientela del Bavaria es fija, todos se conocen y acostumbran a pedir siempre lo mismo | MÓNICA FERREIRÓS

Todo aquel que entra por la puerta del Bavaria sabe que Carlos le pondrá la consumición que desea sin ni siquiera pedirla. También en dónde se sentarán exactamente o en qué lugar de la barra se tomarán su café o leerán el periódico mientras disfrutan de una cerveza. Este local hostelero –ubicado en la calle Alejandro Cerecedo– fue una de las primeras hamburgueserías que tuvo la capital arousana y – a día de hoy– continúa manteniendo tanto la estética como la esencia de esos ya lejanos años 80. 

 

El día 20 de este mes será el último día que Carlos se pondrá detrás de la barra del bar que fundaron su padre y su tío, Andrés y Ramiro. “Vinieron de Inglaterra y montaron este negocio”, recuerda. Motivamos, posiblemente, por la fama que las “burguers” tienen en tierras inglesas. “Hay que reconocer que al principio fue un auténtico boom. Todo el mundo venía. Tuvo una grandísima acogida”, explica el actual regente. Él ayudaba a su familia de vez en cuando y ya cogió las riendas del negocio hostelero hace unos 13 años. “No soy hostelero de vocación, pero la vida a veces te lleva a esto”, apunta. Aún así su cercanía y sus buenas palabras le han llevado a ser muy querido entre su clientela, que se ríe y asiente cada vez que Carlos cuenta una anécdota. 


El Bavaria es un bar de pueblo, de esos en los que todavía todos los asiduos se conocen, y con la familiaridad de que “sabemos quién va a estar cada vez que venimos”. Así lo señala un cliente que disfruta en uno de los laterales de la barra de su copa de coñac. Otro apunta a que “todos tenemos nuestro sitio, nos colocamos exactamente en el mismo lugar día tras día”. 

 

Lo dice mientras lee el periódico en una barra que todavía conserva esos apliques de inox que apenas puede encontrarse en la hostelería vilagarciana. Son como esas mesas familiares en las que cada miembro tiene asignado un puesto prácticamente desde que nace y hasta que muere. “Tanto la carta como la estética –con algún lavado de cara– son las mismas de cuando esto empezó”, manifiesta Carlos. En ella hay hamburguesas de todo tipo, pinchos y también calamares. “Estos siempre han sido un auténtico éxito”, aclara. Un éxito que ha seguido a lo largo de los años, a juzgar por la fidelidad de los que –casi a diario– acuden como un auténtico ritual a tomarse algo al Bavaria. ¿Hay ya alternativa en la zona? “Pues no sé, habrá que buscarla”, dice un cliente. Asegura que “lo que va a pasar es que la gente que aquí nos vemos todos los días y compartimos historias pues nos vamos a desperdigar. Algo se rompe”.

Bavaria fuera
El bar mantuvo la estética de los 80, lejos del postureo | MÓNICA FERREIRÓS


Carlos asegura que “el 90 % de la gente que viene aquí se conoce y hay un trato de todos los días, más en muchas ocasiones que el que puedes tener con algún familiar al que no ves a menudo”. Unos hilos que se han ido forjando con el paso de los años y relaciones de camaradería que se comparten dentro de un establecimiento hostelero que no se ha visto arrastrado por la moda “cuqui” y “aesthetic” que tanto se lleva ahora en negocios de comer y beber. Reconoce que la bajada de clientela tras la pandemia “se notó muchísimo, fue un palo importante”. Ahora ha decidido prejubilarse para “poder disfrutar y descansar”. El local no es suyo, por lo que la opción del traspaso no está sobre la mesa. Huyendo del postureo y manteniendo precios estables el Bavaria es ya, historia de Vilagarcía. 

Adiós al Bavaria, el bar en el que todos se sienten “en familia”

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