Raquel Albaladejo nació en Madrid, le gusta emprender y es una enamorada de las plazas de abastos porque considera que son cultura del sitio en el que están. Desde hace unos meses es presidenta de la Asociación de Comerciantes de la Praza de Abastos de Vilagarcía, de la que hoy nos habla.
Cuéntenos cómo comenzó su vinculación con la Praza de Abastos.
El tema del emprendimiento me gusta. No es la primera vez que lo hago. Había un vacío en el sector que yo quería tratar, que son los encurtidos, producto gourmet, etc. y una plaza de abastos es un sitio donde ya hay un interés y una cultura gastronómica. Se fueron dando las circunstancias y prácticamente había allí un puesto esperándome.
¿Por qué decide coger las riendas de la directiva?
Yo ya era clienta de la Praza antes de abrir mi negocio y me encanta. Y cuando estás dentro ves las cosas de otra forma. Veo mucho potencial, pero también que va todo un poco a la deriva o que hay desilusión. Y también había cansancio en la gente que llevaba muchos años. Yo me veo con fuerza y ganas de darle vida y devolverla al lugar que se merece.
En los pocos meses que llevan han conseguido pasar de 26 a 42 asociados...
Aproximadamente. A veces uno entra, otro sale, pero vamos a dejarlo alrededor de 40. Estamos en un momento de cambio. Haremos cosas bien, cosas mal... Pero si seguimos haciendo lo mismo sí que no va a haber nada diferente. Es renovarse o morir.
Estamos en un momento de cambio y es renovarse o morir porque, si seguimos haciendo lo mismo, nada va a cambiar
¿Cómo está la situación con la ordenanza municipal que obliga a abrir a diario? ¿Se cumple?
La asociación en esto poco puede hacer porque realmente le corresponde al Concello. A nosotros nos corresponde dinamizar la Praza. Hemos hecho una filloada, el sorteo del Día del Padre, estamos con el sorteo del Día de la Madre, tenemos un acuerdo con las AMPA para dinamizar las ventas entre semana...
Pero usted como comerciante de la Praza, ¿cree que es rentable abrir todos los días?
Aquí ya no puedo hablar como asociación sino a nivel personal. La Praza debe ser un punto de encuentro entre el productor local y los habitantes, una arteria de la localidad. Pero se ha hecho muy dependiente del mercadillo. El mercadillo lo queremos todos y es una garantía de que tengo una afluencia esos días, pero tiene que ser un plus, no una dependencia. En ese sentido, hay quien se comporta como un mercadillo y no como una plaza de abastos.
¿Y cómo se rompe ese círculo vicioso?
Pues ahora, por ejemplo, un AMPA de un colegio nos dijo “queremos una Praza viva, ¿qué podemos hacer?” y pensamos ofrecer algo a los asociados del AMPA los miércoles y los jueves. Y se está extendiendo en todos los colegios de Vilagarcía. Ahí ves que la gente realmente sí quiere esto.
Esa es otra cuestión. ¿La gente quiere ir a la Praza o prefiere comprar en otras superficies?
La gente quiere porque, de hecho, cada vez hay mayor conciencia de compra en comercio local, de calidad... Y eso te lo da la Praza, pero hay que ponérselo fácil. Cuando vas a comprar buscas la variedad y los servicios en el mínimo sitio. Y otra cosa que defendemos desde la asociación es el aparcamiento. Ahora nos están haciendo un supermercado muy cerca y están contemplando un parking. Y ese súper, ¿va a abrir con las estanterías vacías y cuando compute cuántos entran las va a llenar o las va a llenar para que entren?
Hay ideas novedosas como poner taquillas para realizar la compra online y luego acudir a recogerla. Cuéntenos un poco sobre esto.
Eso también son iniciativas del Concello, nosotros podemos aprovecharlas. Lo bueno es que se ve que el foco sí está en ese tipo de mejoras. Todo eso está muy bien, pero si tenemos afluencia. Nosotros lo que podemos es dinamizar, con visitas con los niños, sorteos que lo que premian es al cliente de la Praza y con premios de la Praza, y esto marca una diferencia con el resto de superficies.
¿Y qué aporta una plaza de abastos a mayores que cualquier otra superficie?
A parte de la calidad del producto, hay una relación, una explicación sobre el producto... Es una experiencia. Yo me preocupo tanto de mi proveedor como de mi cliente. Además no solo es la acción de comprar: Es cultura, es tradición, es identidad.
Para alguien que no sea cliente, ¿qué se va a encontrar dentro Praza de Abastos de Vilagarcía?
Pues por ejemplo, hay un zapatero, hay una chica especializada en productos gallegos, hay una tienda de manualidades, gente especializada en quesos, carnicerías, verdura, congelados, encurtidos...más el plus asociado a los días de mercadillo.
Para quien esté pensando en emprender, ¿por qué le animaría a elegir hacerlo en la Praza?
Le animaría teniendo un enfoque que complemente esa actividad diaria. Además, las tasas que pagamos frente a un comercio en la calle son una ventaja. La única desventaja es la poca afluencia entre semana, que por eso es en lo que estamos trabajando. Luego, un cliente de la Praza es para la Praza, puede hacer un circuito dentro.
¿Tienen entonces futuro las plazas de abastos?
Sí, con el enfoque adecuado, totalmente.