Abel Caballero sembró y la semilla se propagó hasta llegar, entre otros lugares, a Rubiáns, en Vilagarcía, donde José María Castro y su cuñado Carmelo Guerra han conseguido que brote el espíritu navideño en forma de luces de mil colores en la decoración de una casa mágica. La vista es tan espectacular que incluso se ha colado un coche dentro con Gayoso de copiloto.